Orlando Joel Islas Hernández, de 36 años de edad, es padre de familia de tres hijos y se dedica a ser mimo en las calles de Pachuca. Recientemente se le puede encontrar en el bulevar Colosio, intersección con la avenida de San Javier, aproximadamente entre las 10:00 horas hasta las 20:00.
Orlando lleva cinco meses dedicándose al arte urbano en los semáforos de la capital hidalguense. Mencionó que anteriormente era comerciante, pero la pandemia echo su negocio para abajo. Así que tuvo que ingeniárselas para poder llevar el sustento a casa.
Se quito la pena, se armó de valor, echo a volar su imaginación y creó un personaje y una rutina para ganarse la vida bajo el sol, entre el paso de los vehículos.
“Aquí no tienes un sueldo, algo seguro, aquí el público es el que si le sacaste una sonrisa te gratifica y si no se molesta. Hay gente amable con un corazón generoso y hay gente que te dice que te pongas a trabajar, que dejes de estar en lo más fácil, ser callejero. Critican el libro sin leer el contenido”, comentó el mimo.
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Islas Hernández relató las dificultades con las que se ha encontrado desde que se aventuro a hacer reír a los automovilistas, pues así como ha tenido un gran público que le aplaude, hay quienes los han criticado y ofendido.
En un principio su esposa no estaba de acuerdo con que Orlando saliera a la calle a trabajar, pero con el tiempo, al ver que su esposo disfrutaba de hacer arte callejero, decidió apoyarlo. Así fue como de pasar de ser carnicero, Orlando se gana la vida sacando sonrisas.
“Nos dedicábamos a la venta de carne, pero la bajas ventas, la mala administración, fue un riesgo que tomamos y no se nos dio, pero no pasa nada, ahora estamos aquí. Por el momento pienso seguir, no sé más adelante que me tenga preparado el padre celestial, a lo mejor de aquí sale un trabajo”, afirmó Orlando.
Además de su hermosa familia, el humorista británico Chales Chaplin, fue su inspiración para caracterizarse de mimo, relató que vio varios videos para perfeccionar su actuación. Pero nuestro amigo a blanco y negro no viene solo, pues una botarga de perrito lo acompaña para bailar en cuanto el semáforo se pone en rojo.
Otra de sus rutinas, es cuando aparenta ser un limpiaparabrisas utilizando jabón falso que en realidad son bolitas de unicel. Además ayuda a pasar la calle a los transeúntes de una manera muy graciosa.
Ahora que lo conoces, si te lo encuentres en la calle no dudes en apoyarlo pues seguro te hará reír.
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