Más Información
La gastronomía de México es reconocida mundialmente por su diversidad y riqueza, siendo el estado de Hidalgo uno de los mayores exponentes de este vasto patrimonio culinario. Entre sus sabores más emblemáticos, se encuentra la Cocina de penca tradicional "Doña Claudia", un proyecto que no solo celebra la comida hidalguense, sino que también se dedica a preservar sus recetas ancestrales.
Claudia Hernández Ángeles, cocinera originaria de la comunidad de Hermosillo Monte Noble, en el municipio de Santiago de Anaya, es el corazón detrás de este lugar. Con más de 40 años dedicados a la elaboración de platillos tradicionales, doña Claudia ha construido una sólida reputación en el ámbito gastronómico, tanto a nivel local como nacional.
Su talento ha sido reconocido en el libro Hidalgo a través de su Cocina, coordinado por María Saldaña y Raúl Guerrero, donde fue nombrada embajadora de la cocina hidalguense. Además, ha ganado múltiples ediciones de la famosa muestra gastronómica de su localidad y ha sido reconocida en concursos nacionales, así como en programas de televisión.
Fue precisamente tras su participación en uno de estos programas que, motivada por el éxito, decidió abrir su propio restaurante: la Cocina de penca tradicional "Doña Claudia", el 15 de mayo de 2021.
Este espacio, enclavado en el municipio de Santiago de Anaya, es una oda a las tradiciones del Valle del Mezquital, donde doña Claudia se crio. El local, fiel a la arquitectura Hñähñú, está construido con muros de adobe y rodeado de pencas de maguey, recreando un ambiente que evoca la historia de esta región y su gente.
El menú es una verdadera muestra de la herencia hidalguense. Entre los platillos más destacados están los tlacoyos hidalguenses, gorditas rellenas de flor de sábila, quelites, nopales o chapulines, y el famoso caldo de habas conocido como "tierritas".
También ofrece huaraches, conejo con xoconostle, y tortillas recién hechas que acompañan cada guiso. Las bebidas tradicionales a base de maíz, como el atole, complementan la experiencia gastronómica.
El objetivo de este proyecto no es solo servir comida, sino proteger y compartir las recetas que han sido transmitidas de generación en generación, manteniendo viva la esencia de la cocina hidalguense y, en especial, del Valle del Mezquital.
Lee también: Salón Pachuca, una cantina con 124 años de historia y tradición familiar