Si eres de Pachuca, es probable que hayas escuchado la conmovedora leyenda del Niño del Árbol, un relato que ha pasado de generación en generación y que tiene como protagonista a Francisquito, un niño cuyo vínculo con la naturaleza dejó una marca en el Parque Hidalgo.

La historia narra la vida de Francisco, un niño como cualquier otro que asistía a la escuela. Durante una de las actividades escolares, Francisco plantó un árbol, un pirul al que cariñosamente llamó ‘Pirulito’.

Todas las tardes, después de clases, Francisco iba al parque a regar, platicar y jugar con su árbol, creando así una relación muy especial con ‘Pirulito’.

Trágicamente, un día Francisco recibió la noticia de que sus padres habían fallecido en un accidente. Devastado, él y su hermana menor acudieron al pirul en busca de consuelo.

La leyenda cuenta que el árbol comenzó a hablarles y les ofreció sus ramas como refugio. Los niños pasaron la noche abrazados al árbol y, al amanecer, sus cuerpos se habían fusionado con el tronco.

Desde entonces, se dice que por las noches los niños se desprenden del árbol para jugar en el parque. Muchos afirman haber escuchado risas infantiles al pasar por el lugar durante la noche.

La leyenda del Niño del Árbol en el Parque Hidalgo de Pachuca | Foto: Especial
La leyenda del Niño del Árbol en el Parque Hidalgo de Pachuca | Foto: Especial

Día del Árbol en México

La leyenda de Francisco y su árbol cobra un significado especial durante el Día del Árbol, celebrado en México el segundo jueves de julio.

Esta fecha sirve como un recordatorio de la importancia de cuidar nuestras áreas arboladas y bosques. Los árboles juegan un papel crucial al transformar el dióxido de carbono, uno de los principales responsables del efecto invernadero, en biomasa lignocelulósica. Además, ayudan a minimizar los riesgos de inundación y a prevenir la erosión del suelo, entre otros beneficios.

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