El acueducto del Padre Tembleque, una joya arquitectónica e ingenieril del siglo XVI, se extiende entre los municipios de Zempoala, en Hidalgo, y Otumba, en el Estado de México.
Este impresionante sistema hidráulico sigue en funcionamiento hasta el día de hoy, siendo un ejemplo de la fusión de tres tradiciones constructivas: la romana, la hispanoárabe y la mesoamericana, integradas a la perfección en una sola obra.
La construcción fue dirigida por fray Francisco de Tembleque, quien movilizó a los habitantes locales y a la comunidad franciscana para llevar agua desde las fuentes cercanas a Zempoala hasta Otumba, una región necesitada del recurso.
La obra se realizó entre los años 1554 y 1572, abarcando más de 48 kilómetros de longitud. Este complejo sistema de conducción de agua incluye varios ramales y cinco arcadas, destacando entre ellas la de Tepeyahualco, que alcanzó una altura de 39.65 metros, siendo la más alta de su tipo en el mundo hasta ese entonces.
Los arcos de Tepeyahualco, a solo un kilómetro del centro del pueblo del mismo nombre, están situados a 80 kilómetros al noreste de la Ciudad de México. Esta ubicación estratégica permite también explorar sitios históricos cercanos como Zempoala, Otumba y Tepeapulco, así como las exhaciendas pulqueras de la región, entre las que destacan Venta de Cruz y Tecajete.
Asimismo, es posible disfrutar de otros destinos cercanos como Apan y la majestuosa zona arqueológica de Teotihuacán.
El acueducto del Padre Tembleque fue reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2015, un merecido honor para una obra que sigue maravillando tanto por su dimensión histórica como por su importancia en el contexto cultural y turístico de México.