La maternidad es una etapa transformadora en la vida de muchas mujeres, donde se generan expectativas, alegrías y desafíos. Sin embargo, un aspecto crucial que se llega a pasar por alto en muchas ocasiones es la salud mental de la madre, la cual puede verse afectada por diversos factores que van desde lo emocional, hasta lo biológico o lo social, comenta la Dra. Mayra Cecilia Martínez Mallén, psiquiatra y terapeuta cognitivo conductual del Centro Médico ABC.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que, en el mundo, cerca del 10% de las mujeres embarazadas, y alrededor del 13% de las mujeres que acaba de dar a luz, padecen de algún tipo de trastorno mental, siendo la depresión el más frecuente.
A pesar de la creciente conciencia sobre los trastornos mentales en general, muchas mujeres experimentan problemas de salud durante el embarazo y el postparto sin recibir el apoyo adecuado, esto en gran medida está fomentado por los estigmas sociales que existen al día de hoy en torno a este tema.
El término salud mental hace referencia al estado de bienestar emocional, social o psicológico que tiene cualquier persona, lo que ayuda a que se guíe en situaciones de la vida cotidiana que incluye la familia, los amigos y el trabajo o las relaciones sociales.
Por otra parte, la salud mental de las madres es un aspecto crucial que impacta no solamente el bienestar individual, también afecta la dinámica familiar y el desarrollo de sus hijos. Aunque la maternidad puede llegar a ser una experiencia ampliamente gratificante, también puede ser una experiencia llena de desafíos emocionales y psicológicos, que en ocasiones generan estrés, ansiedad o depresión.
Esto no solamente se origina por la manera de pensar de la madre, existen múltiples factores tanto internos como externos que pueden llegar a alterar la salud mental de las madres.
Los cambios hormonales que se originan en el embarazo y después del embarazo se han visto relacionados a cambios en el estado de ánimo, esto significa que la salud mental se puede ver afectada.
El haber dado a luz a un hijo o hija conlleva nuevas responsabilidades, estas situaciones pueden provocar estrés, especialmente si esta nueva etapa se combina con más responsabilidades como atender a la familia, el trabajo o, incluso, otros temas de salud.
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Un gran estigma que en ocasiones desencadena problemas en la salud mental de las madres es la presión social, esto se debe a que las mujeres son propensas a recibir presión social para que cumplan algunas expectativas con relación a la maternidad y al cuidado del hogar, así como la felicidad explícita que debería presentar al ser madre, lo que a su vez significa que debe reprimir los sentimientos negativos que no son socialmente aceptados.
Situaciones como los problemas de pareja, los problemas económicos y problemas familiares, también son conflictos que pueden impactar en la salud mental de todas las personas, incluyendo a las mamás.
En casos donde la madre, de manera previa, haya presentando problemas de salud mental, es posible que haya una mayor susceptibilidad a experimentar nuevos problemas en esta etapa de la vida.
Algo importante a tener en cuenta, señala la Dra. Martínez, es que cada persona y la situación que está viviendo es diferente. Es posible que algunas madres no tengan problemas ni en el embarazo, ni en el parto, ni en la crianza; pero otras mujeres pudieron presentar problemas en una de esas etapas, o bien en todas.
Ante esto, es importante también evitar las comparaciones, ya que cada embarazo es único y las situaciones que está viviendo la madre a su alrededor también son únicas.
Existen múltiples problemas que afectan la salud mental de las madres, dentro de estas hay unas que suceden con mayor frecuencia que otras.
Es conocida como tristeza posparto y es un estado de ánimo transitorio que pueden presentar hasta el 85% de las mujeres, después de tener a su bebé. Durante esta situación, la madre puede percibir sentimientos de preocupación, agotamiento o infelicidad; lo que surge a raíz de las fluctuaciones hormonales, una situación que es completamente normal.
Esta condición alcanza su punto máximo alrededor del quinto día después del parto y dura unas pocas horas o días, para desaparecer de manera espontánea a lo largo de dos semanas.
Aunque el baby blues se puede percibir como una situación desafiante, es diferente a la depresión posparto, y es una reacción común que no indica que haya algún problema serio o que no se ame lo suficiente al bebé, indica la Dra. Martínez.
Cuando los sentimientos que se originan en el baby blues duran más de dos semanas o incrementan su intensidad y comienzan a afectar el día a día de la madre, así como su autocuidado o la atención que brinda al bebé y a sus relaciones sociales, se puede considerar que hay depresión posparto.
Aquí existen sentimientos como desesperanza, desinterés, una sensación de vacío y tristeza; mismas que se presentan de manera persistente y con niveles de intensidad que van desde leves hasta graves.
Una característica importante con relación a la depresión posparto es que no es obligatorio que con anterioridad se haya presentado el baby blues; o que sí haya surgido pero que también haya desaparecido de manera correcta.
Por lo general esta condición surge en los primeros tres meses posparto, pero hay la posibilidad de que se presente en cualquier momento a partir del nacimiento.
Algunos de los síntomas más comunes incluyen tristeza y desesperanza, pérdida de interés en realizar actividades que con anterioridad gustaban, cambios en la rutina alimenticia y de sueño, cansancio extremo, sensación de culpa, problemas a la hora de tomar decisiones o irritabilidad.
En casos más graves, la depresión posparto puede resultar en la ideación suicida, señala la Dra. Martínez, por este motivo es crucial buscar atención especializada en caso de que se perciba que hay este tipo de depresión, sin importar su nivel de intensidad.
Aunque es poco frecuente, la Dra. Martínez indica que entre el 10 y el 15% de las mujeres embarazadas presentarán depresión posparto.
La psicosis posparto es la enfermedad psiquiátrica posparto de mayor gravedad, y aunque es una condición sumamente rara, ya que alrededor de 2 mujeres por cada 1,000 embarazos la desarrollarán; su presentación suele ser de gravedad.
Los síntomas de la psicosis posparto suelen aparecer entre las primeras 48 a 72 horas posterior al parto; y aquí la madre perderá contacto con la realidad al desarrollar síntomas psicóticos como alucinaciones, delirios, confusión extrema o comportamiento impulsivo e irracional; todos estos síntomas son importantes de atender.
Aunque los síntomas de psicosis posparto se suelen desarrollar en las primeras semanas desde el nacimiento, es una condición que también puede llegar a surgir a lo largo del primer año.
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La psicosis posparto es una emergencia médica que requiere de atención especializada de inmediato, al representar un riesgo para la seguridad de la madre o del bebé.
La realidad es que el trastorno obsesivo-compulsivo posparto es una situación de salud mental materna de gran importancia, pero que se habla poco de ella.
Aquí la madre suele presentar pensamientos intrusivos y obsesivos que generan un comportamiento compulsivo como respuesta.
Este tipo de pensamientos están relacionados con el bebé y su seguridad, ante lo cual la madre busca de manera constante mantener el cuarto y las cosas del niño o niña limpias, con el objetivo de evitar que estén en contacto de bacterias y no permitir que nada malo le suceda. Esto incluye evitar que otras personas se acerquen, por ejemplo.
Por otra parte, también puede haber pensamientos intrusivos donde ella misma duda de su capacidad de ser buena madre, lo que resulta contraproducente para el bebé y puede terminar lastimándolo.
Al buscar un exceso de seguridad para el bebé, es posible que la madre comience a hablar con el médico pediatra de manera constante, ante la más mínima situación, ya que, a sus ojos, es un problema de salud grave.
En conjunto, estas acciones generan que se desarrolle ansiedad o angustia en la madre.
Los problemas de salud en las madres son situaciones que con frecuencia se pueden desarrollar, aunque el nivel de intensidad puede variar.
La Dra. Martínez señala que es muy importante buscar atención especializada en caso de percibir que se está desarrollando cualquier de estos problemas de salud.
Aunque los estigmas sociales suelen tener un gran peso en la toma de decisiones y en el miedo a buscar ayuda, la realidad es que no hay ninguna necesidad de sufrir en silencio.
Actualmente existen muchos puntos de inicio para buscar apoyo en estas situaciones, como puede ser el médico ginecólogo, o incluso acudir de manera directa a un psicólogo o un psiquiatra. Buscar atención especializada marca la diferencia en que la madre disfrute esta nueva etapa, así como su familia.
Hay que recordar que cualquier de estas situaciones, por complicadas que se perciban, tienen la posibilidad de ser tratadas, lo importante es no minimizar los síntomas y buscar atención lo antes posible.
El Centro Médico ABC cuenta con el Centro Neurológico donde hay médicos especializados en psiquiatría para dar seguimiento a cualquier problema en la salud mental materna que se pueda presentar. Mientras que en el Centro de la Mujer se puede encontrar apoyo para cada etapa desde antes del embarazo hasta el nacimiento del bebé.