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Ofrenda hñähñú en Dongü: tradición viva que honra a la madre Tierra y a los ancestros

En San Andrés Orizabita, la histórica casona Dongü preserva la ancestral ofrenda hñähñú, una conexión entre el suelo, los recuerdos y las raíces culturales.

Fotos: Especiales
30/10/2024 |14:30
Cinthya Carbajal
Editora webVer perfil

En la tradición del pueblo originario hñähñú, las ofrendas del Día de Muertos se colocaban al ras del suelo, a la sombra de un mezquite en los bordes de la milpa, un acto en conexión directa con la naturaleza.

Sin embargo, con el tiempo, esta práctica ancestral se adaptó: la ofrenda migró hacia el interior de las viviendas, resguardándose de la fauna silvestre que solía desmantelar los elementos dispuestos.

Ofrenda hñähñú en Dongü: tradición viva que honra a la madre Tierra y a los ancestros | Facebook: Héctor Pedraza Olguín

Hoy en día, las familias hñähñú mantienen la esencia de la tradición al colocar la ofrenda sobre el piso, cercana a la tierra, en el espacio interior de sus hogares. Además de los alimentos y objetos tradicionales, se suman ahora las fotografías de seres queridos ya fallecidos, un gesto íntimo que une pasado y presente en esta celebración.

Un ejemplo emblemático de esta práctica es la ofrenda de la casona Dongü, una histórica edificación pulquera ubicada en San Andrés Orizabita, en Ixmiquilpan.

Construida en 1803, Dongü aún conserva sus materiales originales: tepetate, barro, piedra de río, cal con mucílago de cactáceas, e incluso, según cuentan los más ancianos, una mezcla de pulque y aguamiel.

Rodeada de cactáceas, un bosque de mezquites y órganos, esta casona es un vestigio viviente de la arquitectura y cultura hñähñú.

Ofrenda hñähñú en Dongü: tradición viva que honra a la madre Tierra y a los ancestros | Facebook: DONGÜ 1803

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