Ubicado al noroeste de Tecozautla, el impresionante sitio arqueológico Pañhú, cuyo nombre significa “camino caliente” en otomí, es una joya histórica y natural que ofrece a sus visitantes una experiencia única al reunir tradición y belleza natural en un solo lugar.
Este destino en realidad comprende dos sitios que comparten un mismo nombre y resguardan el patrimonio de la cultura Xajay, herederos de la civilización chupícuaro del Preclásico del Bajío, y cuya influencia está estrechamente vinculada con los orígenes otomíes.
Al explorar Pañhú, los visitantes se encuentran con un lugar de gran importancia sagrada para las comunidades otomíes, quienes aún hoy realizan rituales y ceremonias en sus instalaciones. En la acrópolis, alguna vez habitaron sacerdotes y gobernantes, y es aquí donde se erigen pirámides dedicadas al sol y a Tláloc, dioses fundamentales en la cosmovisión prehispánica.
Las construcciones de Pañhú destacan por su arquitectura hecha de piedra y barro, decoradas en ocasiones con figuras geométricas y simbólicas, y exhiben plataformas, escalinatas y terrazas que hablan de un pasado profundamente enraizado en la cultura Xajay.
A la par de su valor arqueológico, Pañhú es también un destino de aguas termales de hasta 38 grados, ideal para quienes buscan relajarse en un ambiente natural. Sus cristalinas aguas y sus instalaciones permiten a los visitantes disfrutar de albercas de diversas temperaturas y tamaños, toboganes y áreas de picnic, perfectas para un día de descanso y diversión.
El sitio se presenta como un excelente destino para una escapada de fin de semana, pues combina la posibilidad de relajarse en un balneario con el atractivo cultural de un sitio arqueológico.
Este rincón de Hidalgo invita a conocer su historia, disfrutar de sus aguas termales y maravillarse con su legado ancestral.
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