En el México contemporáneo, los logros del imperio mexica suelen eclipsar las hazañas de otras civilizaciones precolombinas igualmente magníficas, como los toltecas. Sin embargo, este pueblo guerrero y artístico logró consolidar un imperio que floreció en el Altiplano central entre los años 800 y 1200 d.C., dejando una profunda huella en la historia de Mesoamérica.

El término "tolteca" proviene del náhuatl Toltëcatl, que significa "natural de Tula", aunque también está vinculado a la palabra tollan, que se traduce como "lugar de tules" o juncos. Curiosamente, toltekatl también puede interpretarse como "artista", reflejando el carácter dual de esta civilización: guerrera y creativa.

Foto: Wikimedia Commons
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El origen de Tula y el apogeo del imperio

Los toltecas llegaron al valle de México y fundaron la ciudad de Tula o Tollan, aunque la fecha exacta de su establecimiento es objeto de debate. Mientras algunos historiadores sitúan la fundación de Tula en el año 667 d.C., otros sugieren fechas que oscilan entre el 850 y 960 d.C. A pesar de esta discrepancia, se sabe que Tula se convirtió en la capital de un vasto imperio que alcanzó su máximo esplendor entre los años 900 y 1200 d.C.

El dominio tolteca se extendió por gran parte del centro de México, abarcando los actuales estados de Tlaxcala, Hidalgo, Ciudad de México, Estado de México, Morelos y Puebla. Su influencia llegó más allá de estas regiones, alcanzando zonas tan distantes como Jalisco, Zacatecas, Oaxaca, Chiapas y la península de Yucatán, donde tuvieron un impacto significativo en la civilización maya.

El origen de Tula y el apogeo del imperio | Foto: Wikimedia Commons
El origen de Tula y el apogeo del imperio | Foto: Wikimedia Commons

Sociedad tolteca: poder y religión

La sociedad tolteca estaba organizada bajo una monarquía guerrera profundamente legitimada por creencias religiosas. El pueblo era belicoso, y la élite gobernante estaba compuesta por reyes, guerreros, sacerdotes y funcionarios que controlaban tanto el ejército como el culto religioso y el calendario ceremonial. Esta estructura garantizaba el poder de la élite y mantenía el orden social.

La clase trabajadora incluía a campesinos, artesanos, carpinteros, albañiles e hilanderos, entre otros. Por debajo de ellos se encontraban los esclavos, que provenían de los pueblos conquistados en batallas. Los toltecas eran politeístas y rendían culto a deidades como Quetzalcóatl, la serpiente emplumada; Tezcatlipoca, el espejo humeante; y Tlaloc, el dios de la lluvia.

Sociedad tolteca: poder y religión | Foto: World History Encyclopedia
Sociedad tolteca: poder y religión | Foto: World History Encyclopedia

Economía y arte tolteca

La economía tolteca se sostenía principalmente en la agricultura, con cultivos de maíz, calabaza, frijol, amaranto y chile. Los toltecas también aprovechaban el maguey para producir pulque y fibras, y se dedicaban a la minería de cal, un material esencial para la construcción y decoración de sus edificios.

Los toltecas destacaron por sus habilidades artísticas, especialmente en la creación de murales y esculturas de piedra. Un ejemplo impresionante de su maestría arquitectónica es el uso de figuras antropomorfas para sostener techos, una innovación que permitió aumentar el espacio interior de sus construcciones. Estas habilidades se pueden apreciar en monumentos como el Templo de Tlahuizcalpantecuhtli, el Señor del Alba, y la famosa Pirámide B en Tula.

Economía y arte tolteca | Foto: Wikimedia Commons
Economía y arte tolteca | Foto: Wikimedia Commons

Legado arquitectónico para la historia

El sitio arqueológico de Tula, en Hidalgo, es testigo de la grandeza tolteca. Entre sus vestigios más imponentes se encuentra la Pirámide B, custodiada por los atlantes, figuras de casi cinco metros de altura que personifican a los guerreros toltecas. Además, el complejo cuenta con tres canchas del juego de pelota y el enigmático Palacio Quemado, que los arqueólogos consideran como la residencia de la familia gobernante.

La civilización tolteca, con su mezcla de poder militar, creencias religiosas y expresiones artísticas, sigue siendo un pilar fundamental en la comprensión del México prehispánico. La visita a Tula ofrece una ventana a este esplendoroso pasado, permitiendo admirar las maravillas que aún se mantienen en pie.

Legado arquitectónico para la historia | Foto: Wikimedia Commons
Legado arquitectónico para la historia | Foto: Wikimedia Commons

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