Poco antes de las siete de la mañana la nube negra que se genera desde las chimeneas de la Refinería Miguel Hidalgo se extiende, se acompaña de otra nube gris claro que se genera desde la Central Termoeléctrica de Tula (CTT) Francisco Pérez Ríos. El sol se observa intermitente mientras cientos de trabajadores se movilizan a sus trabajos enfocados en la industria, los más jóvenes se enlistan a la escuela y otros a las tareas cotidianas de una población que respira, pisa y sueña entre la contaminación.

Estudios realizados durante 2023 revelaron los niveles de contaminación en que al menos ocho municipios de la zona Tula -Tepeji se encuentran en agua, el suelo, la biota y el aire, este último uno de los más perceptibles en época invernal con niveles muy altos.

En el agua se encontró arsénico en dos pozos su suministran agua para el consumo humano, en el suelo hay una erosión por la alta extracción de materiales en minas de arena y caliza; mientras que en la biota la deforestación es inminente por el incremento de las minas y la presencia de aguas negras en la zona, se describe el Estudio técnico justificativo para declarar zona de restauración ecológica el área de influencia de la presa Endhó.

Central Termoeléctrica de Tula Francisco Pérez Ríos I Foto: Luis Soriano
Central Termoeléctrica de Tula Francisco Pérez Ríos I Foto: Luis Soriano

En aire son dos fuentes de contaminación las que a simple vista se observa, la refinería Miguel Hidalgo y la Central Termoeléctrica de Tula Francisco Pérez Ríos, esta última que surte de electricidad principalmente al Valle de México. Ya en 2022 se pidió su cierre debido a los altos índices de dióxido de azufre (SO2) que genera diariamente, pues se estima que aporta hasta un 50 por ciento de estos en la zona.

Ante un proceso de modernización para esta planta de ciclo combinado, se prevé que dejará de quemar combustóleo, un hidrocarburo no refinado que permite la generación de energía a través del vapor que mueven a las turbinas, para utilizar gas natural.

Pues con cinco unidades generadoras de energía eléctrica de 300 MW (megavatios) la termoeléctrica que se creó en 1975, espera la conversión al gas natural al cien por ciento, pues actualmente opera en cerca del 80% en promedio con el combustóleo que es altamente contaminante y conocido por los ambientalistas como “leña del diablo”.

El proceso de conversión se prevé que se iniciará este año, para aminorar la emisión de cargas de dióxidos al medio ambiente, aunque la transición llevará tiempo.

Central Termoeléctrica de Tula Francisco Pérez Ríos I Foto: Luis Soriano
Central Termoeléctrica de Tula Francisco Pérez Ríos I Foto: Luis Soriano

Un dato por destacar es que algunas compañías cementeras y caleras aún utilizan este combustible, por lo que tendrían que considerar su cambio también al gas natural, el cual ya llega a la zona.

En el Estudio técnico justificativo que publicó la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) emitido en razón de la presa Endhó y la contaminación, se detalla que el gobierno del estado de Hidalgo, a través de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, opera una red de monitoreo de la calidad del aire que se integra con estaciones de monitoreo distribuidas en municipios de Tula de Allende, Atitalaquia, Atotonilco de Tula, Tepeji del Río, Tlaxcoapan, entre otras.

El Instrumento de medición permite detectar las tendencias en la calidad del aire con respecto a partículas suspendidas de (PM10 y PM2.5), ozono (O3), dióxido de azufre (SO2), dióxido de nitrógeno (NO2), monóxido de carbono (CO) en los municipios que integran la zona.

Incluso, con base en el estudio de la evaluación de las Normas Oficiales Mexicanas vigentes, se analizó la condición que mantienen los contaminantes en la vida cotidiana de la población.

Y se encontró que los contaminantes atmosféricos observados como el SO2, NO2, HCHO y ozono troposférico, provienen principalmente de actividades antropogénicas, incluyendo la quema de combustibles fósiles, procesos industriales, generación de energía eléctrica y el transporte.

“Estas emisiones representan un riesgo para la salud pública, especialmente para personas con enfermedades respiratorias y cardiovasculares preexistentes, así como para los niños y niñas menores de 5 años y personas de la tercera edad”, son parte de las conclusiones del estudio.

Y refieren que con base en los análisis en materia de contaminación atmosférica, llevados a cabo en los ocho municipios objetivo, se observa la necesidad de fortalecer las acciones para reducir las emisiones de contaminantes a la atmósfera y su impacto a la calidad del aire, en coordinación con la Secretaría de Salud, en el ámbito de su competencia.

Se invita a que es imperante la reducción de emisiones de las principales fuentes de contaminantes atmosféricos en la zona y fortalecimiento del sistema de monitoreo de la calidad del aire, pues se tiene que desarrollar y publicar un programa de contingencias ambientales atmosféricas, además de contar con un muestreo de compuestos orgánicos volátiles para determinar su correlación con los casos de enfermedades crónico degenerativas observadas en la población.

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