Carismático para muchos, temible para otros, escurridizo para las autoridades, cómplice para los altos mandos; Alfredo Ríos Galeana fue bautizado por el general Arturo Durazo Moreno, como el Enemigo Público Número Uno de la nación. Este legendario criminal hizo de Hidalgo su refugio y su fuente de ingresos al cometer violentos asaltos.
Ríos Galeana ganó millones de pesos por robos bancarios en muchos estados del país, en varios de ellos se dio tiempo de trabajar en palenques bajo el seudónimo de “El charro del misterio”.
La historia de Ríos Galeana inicia en Guerrero en 1950 en Arenal de Álvarez, al igual que varios criminales del país, Galeana tuvo un paso por las instituciones de justicia mexicanas, pues fue sargento segundo en la Brigada de Fusileros Paracaidistas y tuvo un paso por el escuadrón de Radio Patrullas en Xilotzingo del Estado de México, donde llegó a comandante, sin embargo, ante la desilusión por no recibir parte de los grandes botines de la corrupción, decidió abandonar la policía y formar una poderosa banda de asaltabancos que incluso alcanzó las calles del Estado de Hidalgo.
Entre 1979 y 1981, la banda realizó 10 asalto en el estado de Hidalgo, en Tepeapulco, Ríos Galeana y Eduardo Rosey Lira asaltaron una sucursal de Banamex en la obtuvieron un botín de 5 millones de pesos y 73 mil pesetas españolas, además de otra cantidad importante en oro, mientras Rosey desarmó al guardia y amagó a 10 clientes que se encontraban en la sucursal, Ríos Galeana tuvo el descaro de esperar la llegada del gerente para recuperar una valija olvidada en un asalto anterior en el que el robo ascendió a un millón de pesos. En Mineral del Monte también sucumbió a la estrategia de la banda, ahí fue asaltada la sucursal de Comermex, obteniendo 300 mil pesos. En Pachuca, una sucursal Banamex también fue blanco de Ríos Galeana, el monto de lo robado fue de más de 8 millones y medio de pesos.
Sin embargo el enemigo público número uno del país fue capturado y estuvo preso en el Centro de Readaptación Social para Adultos del estado de Hidalgo, del cual se fugó en diciembre de 1981, por el lado norte del Cereso, junto a sus cómplices Eduardo Rosey y Armando Vera, los integrantes de la banda enfrentaban cargos por homicidio, lesiones, injurias, asociación delictuosa, portación ilegal de armas, robo y amenazas entre otros.
La banda planeó meticulosamente su escape, recibieron ayuda por personas externas, se dice de dos policías que posteriormente fueron asesinados, quienes insertaron un tubo relleno de cemento con una longitud de 7 metros y un grosor de 3 pulgadas con el cual consiguieron la fuga de la banda de roba bancos.
De acuerdo a documentos de la Dirección Federal de Seguridad en manos de El Universal de Hidalgo, la personalidad de Ríos Galeana era de un personaje temerario que amedrentaba con facilidad y seguridad, no sentía miedo durante los asaltos lo que se demostró por el hecho de que el criminal no usaba su arma en los robos, además de permanecer mucho tiempo en las sedes de los asaltos, incluso algunos bancos en Hidalgo fueron asaltados dos o tres veces. También el criminal se catalogó de vengativo y con actitudes de “galán” que impactaba al personal femenino de las instituciones bancarias.
La DFS lo definió como un criminal sanguinario que asesinaba por placer, era frío y calculador, se cree que asesinó a aproximadamente a una docena de policías y que jamás se preocupó por la vida de sus rehenes ni de sus cómplices.
La vida del “charro del misterio” como se hizo llamar en su faceta de cantante, llegó a su fin el 4 de diciembre de 2019 en el penal de El Altiplano en Almoloya de Juárez, Estado de México, donde purgaba una pena de 25 años. En total se fugo tres veces de diferentes penales, uno de ellos en Hidalgo.
Te puede interesar: Los Cornudos de Calnali: tradición, misticismo y folclor en el carnaval hidalguense