Fue un grito, luego un golpe lanzado por el hombre a su pareja. Ella pensó que tal vez él tuvo un mal día en el trabajo y perdonó la agresión.
Sin embargo la mujer nunca imaginó la respuesta del sujeto, que de pronto la roció de gasolina, la golpeó en la cara y le encajó un cuchillo en el costado. Ella muy tarde supo que el amor de su vida, le estaba quitando la suya.
Aunque esta historia pareciera sacada de una novela de ficción, lo cierto es que este tipo de casos son muy comunes en la vida diaria, a veces se manejan en silencio y eso provoca impunidad de los maltratadores.
En el refugio llamado por la asociación, En Familia Rompamos el Silencio, cada palabra, cada caso de violencia tiene cara de mujer. En esa institución desde hace 19 años, han salvado la vida de más de dos mil personas.
Los casos de violencia más cruda y más graves pueden conocerse en este refugio de víctimas, resalta Mirna, una mujer que forma parte de la mesa directiva de este lugar, que es único en la entidad.
En ese centro se han atendido casos extremos de violencia, como ese, donde una mujer después de sufrir golpes y abusos de manera sistemática, fue rociada de gasolina, pero de manera milagrosa, el cerillo que iba a ser usado para quemarla, no se prendió.
Hay otras historias, como las de aquellas mujeres que han sido golpeadas, sometidas, violadas y aterrorizadas por sus esposos.
Estos casos las víctimas por el miedo, la presión o la soledad, han caído en las garras de la drogadicción.
Ana es la presidenta de esta asociación de ayuda y refugio, cuenta que quienes crearon el proyecto en su momento fueron funcionarias que conocieron de la violencia que sufren las mujeres y la necesidad de dar apoyo y salvar las vidas de quienes están en riesgo.
Durante todos estos años el refugio ha trabajado de manera ininterrumpida en un horario de 24 horas y los 365 días del año. Allí no hay descansos, tampoco un cierre de puertas, pues en cualquier momento alguien puede requerir ayuda.
Explica que actualmente cuentan con 10 familias, que son 10 mujeres y sus hijos. Este refugio tiene capacidad para albergar a 11 familias, sin embargo, han tenido momentos en que deben de dar resguardo hasta 16.
El lugar es atendido por personal capacitado como psicólogas, médicos, enfermeras, abogadas quienes incluso requieren contención personal y grupal, por el tipo de trabajo que realizan.
Para las usuarias destaca que tienen convenios con el Icathi para capacitarlas y puedan tener herramientas, que les permitan obtener un empleo. Ya que más del 90 por ciento de las mujeres son dependientes económicamente de sus parejas, y el 100 han sufrido violencia física.
Las edades de ellas fluctúan de los 14 a los 60 años. Sin embargo en los últimos años, se ha registrado un incremento de adolescentes, ya que el mayor porcentaje tiene entre 14 y 17 años de edad.
Pero además de ellas, también sus hijos sufren maltrato psicológico, físico y sexual , sobre todo los infantes de seis a nueve años de edad.
Pero además también hay casos donde después de un maltrato, el agresor pide perdón, jura no volverlo a hacer, incluso realiza regalos como flores, pero después de un tiempo la violencia regresa.