A diferencia de un trabajador hidalguense común que con tres faltas consecutivas a laborar es despedido, un legislador local puede faltar las dos sesiones semanales a las que está citado y cobrar su dieta anual de 48 mil 200 pesos completa si justifica las inasistencias.

Durante los dos primeros años de la 65 Legislatura, los retardos para iniciar las sesiones van entre media hora y hasta una hora debido a la impuntualidad de los y las legisladoras.

El acumulado de retardos es de 270, pero hay meses en que no se da cuenta de este dato en el apartado de asistencias de la página web del Congreso.

En sesiones de junio y julio de 2023 pasados los 45 minutos de la hora citada no se contaba ni con el mínimo de 16 para contar con el quórum requerido para declarar válida la sesión.

Debido a la escasa asistencia se tomó hasta en tres ocasiones lista porque las curules estaban vacías. El acumulado de retardos es bajo porque hay cuatro meses en los que no se dio cuenta aportan estos datos.

De un total de 152 Sesiones Ordinarias (S.O.) y dos Sesiones Secretas (S.S.) correspondientes a los dos primeros años de la actual Legislatura, los 30 congresistas justificaron 370 faltas y por ende recibieron su dieta mensual completa.

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