Más Información
El 8 de octubre de 1887, en Mineral del Monte, Hidalgo, nació Elisa Acuña Rosseti, quien, con tan solo 13 años, concluyó su formación académica y obtuvo el título de maestra. Su dedicación y juventud la llevaron a desempeñar su labor en zonas rurales de Hidalgo, donde los altos índices de analfabetismo exigían que jóvenes docentes iniciaran rápidamente sus labores, especialmente en un contexto donde era inusual ver mujeres maestras rurales, a menos que fueran solteras o viudas.
Elisa dio sus primeros pasos en la arena política en 1901, al asistir al Primer Congreso de Clubes Liberales, evento que definiría su rumbo político. Al concluir el congreso, se afilió al Club Liberal Ponciano Arriaga, fundado en San Luis Potosí el 13 de septiembre de 1900 y liderado por figuras notables como Arriaga, quien fungió como presidente, y Antonio Díaz Soto como vicepresidente.
Entre los dirigentes destacaban los hermanos Flores Magón, Enrique y Ricardo, junto con Elisa y Juana B. Gutiérrez de Mendoza en la mesa directiva. La organización lanzaba sus mensajes a través de la gaceta Renacimiento, donde se promovió un segundo congreso que, sin embargo, fue interrumpido en enero de 1902 por militares infiltrados, bajo órdenes de Heriberto Barrón. Finalmente, en 1903, el congreso se retomó en Ciudad de México, donde se eligió un candidato opositor a Porfirio Díaz de cara a las elecciones de 1904.
La persecución política hizo que muchos de los integrantes del club se exiliaran entre 1903 y 1904, y en 1905 surgió la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano en San Luis Misuri. Este nuevo movimiento, con el periódico Regeneración como órgano de difusión, adoptó una postura anarcocomunista y buscaba organizar un movimiento obrero.
Elisa se mantuvo activa en este contexto, colaborando con los hermanos Flores Magón en el periódico El Hijo de el Ahuizote, donde demostró su habilidad y compromiso, lo que le valió ser parte de la Confederación de Clubes Liberales de la República.
Su papel en la difusión de ideas liberales la llevó a prisión en 1903, cuando, junto a otros líderes como Juan Sarabia y Ricardo Flores Magón, fue detenida y encarcelada en la prisión de Belén, tras el cierre de publicaciones como El Hijo de el Ahuizote y Vesper.
Desde la cárcel, Elisa inició una campaña a favor de la libertad de expresión y coincidió con luchadoras como Juana B. Gutiérrez de Mendoza y Dolores Jiménez y Muro, con quienes más tarde fundó las Hijas de Cuauhtémoc, una organización en favor de la igualdad de género. Tras su liberación, Elisa retomó su labor periodística, creó la agrupación Socialismo Mexicano y apoyó la candidatura de Francisco I. Madero.
Con Gutiérrez de Mendoza y Jiménez y Muro, Elisa impulsó el movimiento Hijas del Anáhuac, que promovía mejores condiciones laborales para las mujeres y apoyaba las huelgas. Su trabajo contribuyó a la obtención de nuevos derechos para las mujeres en la Constitución de 1917. Cuando Victoriano Huerta derrocó a Madero, Elisa se sumó a la resistencia, alineándose con Emiliano Zapata hasta la muerte del líder en 1919.
Tras el conflicto revolucionario, Elisa continuó su activismo en organizaciones feministas como el Consejo Feminista Mexicano y participó en diversas instituciones culturales. Falleció el 12 de noviembre de 1946, dejando un legado de lucha y compromiso en pro de la justicia social y los derechos de las mujeres en México.
Lee también: El Santo: el héroe enmascarado que mantuvo su identidad en secreto
