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El ozono es un gas incoloro e inodoro que envuelve la Tierra y la protege de las radiaciones ultravioletas del sol, en una región comúnmente conocida como la "capa de ozono". Esta capa es esencial para la vida en el planeta; sin embargo, cuando el ozono se acumula en las capas inferiores de la atmósfera, se convierte en un contaminante ambiental con serias implicaciones para la salud y el entorno.
Durante la temporada de ozono, que se registra entre febrero y mayo, las condiciones climáticas como el calor, la baja velocidad del viento y la escasa presencia de nubes favorecen el estancamiento del ozono en el aire. Este fenómeno es especialmente preocupante en áreas urbanas donde el uso de combustibles fósiles, la actividad industrial y el tráfico vehicular mantienen altas concentraciones de ozono.
La exposición al ozono en elevadas concentraciones puede tener efectos adversos en la salud. A corto plazo, puede causar síntomas como tos, irritación de ojos, nariz y garganta, dolor en el pecho, dificultad para respirar y ataques de asma más frecuentes. A largo plazo, la exposición está vinculada a enfermedades pulmonares y cardiovasculares, una reducción en la función pulmonar, una disminución en la esperanza de vida y un aumento en las muertes prematuras.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la contaminación atmosférica es uno de los principales riesgos ambientales para la salud en América. En 2019, se estimó que alrededor del 99 % de la población mundial vivía en lugares donde no se cumplían las directrices sobre la calidad del aire. Los efectos de la contaminación del aire ambiente y doméstico se asociaron a 6.7 millones de muertes prematuras.
La salud de cualquier individuo expuesto al aire libre durante niveles elevados de contaminación por ozono puede verse afectada. Sin embargo, ciertos grupos son más vulnerables, incluyendo niñas y niños, mujeres embarazadas, personas adultas mayores, quienes padecen asma u otras enfermedades pulmonares, aquellos con una ingesta reducida de nutrientes como vitamina C y E, y los adultos que realizan actividades al aire libre, especialmente quienes trabajan en exteriores.
Para mitigar los efectos del ozono y mejorar la calidad del aire, la Secretaría de Salud de Hidalgo (SSH) recomienda:
- Utilizar transporte público o bicicleta.
- Coordinar salidas para compartir el auto.
- Cargar gasolina por la noche o temprano en la mañana.
- Mantener el auto en buenas condiciones y cambiar el convertidor catalítico cuando sea necesario.
- Apagar las luces y equipos eléctricos cuando no se utilicen.
- Usar focos ahorradores.
- Fortalecer el sistema inmunológico mediante una alimentación saludable.
- Realizar actividades deportivas en interiores bien ventilados, o al aire libre durante el amanecer o al anochecer.
La SSH insta a la ciudadanía a fortalecer el autocuidado y a acudir a su unidad de salud para obtener más información o atención oportuna en caso de algún padecimiento relacionado con la contaminación por ozono. Es crucial que todos colaboremos para reducir la emisión de contaminantes y proteger nuestra salud y el medio ambiente.