En la base de combis de la ruta SAMS-Parque Urbano, ubicada sobre la avenida Universidad en Pachuca, una trabajadora muy especial supervisa el lugar todos los días. Se trata de Canela, una perrita mestiza que, bajo el cuidado de Daniela González, checadora de la base, y de los conductores del transporte público, se ha convertido en parte del equipo.
Canela llegó a este sitio hace cuatro años, en un estado de desnutrición. Desde entonces, Daniela y los trabajadores decidieron brindarle cariño y cuidados, lo que transformó a la perrita en una compañera sana y bien alimentada.
“Ella llegó aquí, pero yo no podía tenerla en casa, entonces le dejamos un cartón y una cobijita esperando que estuviera al otro día, y sí se quedó; de ahí ya no se fue”, recuerda Daniela.
Una vez que adoptaron a Canela, el equipo tomó la decisión de esterilizarla, asegurando su bienestar a largo plazo.
Aunque Canela tiene un horario de trabajo de 7:00 a 21:00 horas, su rutina incluye tiempo para juegos y siestas. Daniela cuenta que por las mañanas la perrita llega muy activa, pero a partir de las dos de la tarde empieza a dormir, lo que describe como parte de su carácter “bien floja, bien comelona y muy amorosa”.
La relación entre Canela y Daniela va más allá de la simple compañía. La perrita es conocida por su inteligencia y ha aprendido varios trucos que la destacan.
Por ejemplo, cuando un chofer llega a la base, ella lo acompaña en la cabina mientras esperan la salida. Además, durante las inspecciones, Canela se coloca contra la pared para que Daniela la revise, como si fuera una más de los conductores.
Una de las actividades favoritas de Canela es acompañar a su jefa a la tienda, donde suele ser recompensada con alguna botana.
Aunque su alimentación diaria consiste en croquetas y pollo cocido, tiene un gusto particular por los cacahuates y los mazapanes, un capricho que sus compañeros de trabajo consienten de vez en cuando.
Después de finalizar su jornada laboral, Canela regresa a su hogar junto a su novio ‘Patas’, un perro que también fue rescatado por los conductores, aunque él es más territorial y prefiere no salir a la calle.
González no solo ha rescatado a Canela y a Patas, sino que también ha ayudado a otros perros callejeros a encontrar un hogar. Su trabajo va más allá de ser una checadora de combis; para ella, la empatía hacia los animales es una prioridad.
"La gente debe ser más humana con los animales callejeros", exhortó la joven, quien lamenta que, en varias ocasiones, ha sido testigo de agresiones hacia su peluda compañera, incluyendo un incidente donde un automóvil la aventó.
Canela, quien ahora es querida por toda la base de combis, es parte de una historia que nos recuerda la importancia de la bondad y el respeto hacia los animales que, como ella, solo buscan un lugar seguro donde ser felices.
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