Minutos antes de las 8 de la noche comienzan a caer de las cortinas metálicas de los locales, las luces de los focos se apagan, la música deja de sonar y el bullicio aminora. A pesar de ser una de las vialidades más populares y transitadas del centro de Pachuca, el comercio y las actividades en la calle de Guerrero se terminan poco después de caer el sol, por la falta de alumbrado, la inseguridad y la escasez del transporte público.
Algunos negocios, incluso, bajan una o dos de sus cortinas desde las 7 de la noche, y solo dejan la más pequeña para seguir atendiendo una hora más.
Las personas que caminan por la banqueta aceleran el paso y los compradores se apresuran. Todos buscan salir rápido de la calle, pues la noche trae consigo otros problemas: quienes viajan en transporte público deben darse prisa o no alcanzarán transporte colectivo tipo Urvan, y entre los comerciantes se sabe que es más fácil ser asaltados que vender después de las siete de la noche. La preocupación en común es la inseguridad.
Aún no son las 9 de la noche, pero Guerrero ya está casi vacía. Quedan abiertos algunos comercios, los que cuentan con mayor eliminación y seguridad, o los que están mejor ubicados. También se abren paso menos de una docena de ambulantes que venden la cena para quienes viven cerca, mientras que algún visitante que se empeñan en disfrutar la noche en una calle sin actividades nocturnas; además de los últimos trabajadores que salen tarde.
Luisa, trabajadora de una de las tiendas de ropa en esta calle, sale apresurada, agarra fuerte su chamarra y bolsa. Debe alcanzar el Tuzobús, para que la lleve al sur de la ciudad. Le espera un recorrido de 1 hora para llegar a su casa. Su preocupación real es no alcanzar camioneta alimentadora y tener que pagar taxi o bien solo caminar por la oscuridad, con la probabilidad de ser asaltada. Aunque quiere pasar a comprar algo antes, se le dificulta hacerlo porque la mayoría de los negocios ya cerraron. Deberá hacerlo cuando llega o cuando sea el día de descanso.
Ramiro Gutiérrez Barranco, líder de la agrupación de comerciantes del centro histórico de Pachuca, señala que la falta de alumbrado público, limpieza de las calles y seguridad son problemas que fueron desatendidos por el gobierno municipal de manera paulatina.
A su parecer por la experiencia de décadas como comerciante de la zona, esta situación afecta la visita de compradores después por la noche, cuando los negocios deberían de permanecer abiertos más tarde sin correr riesgos. Espera que la próxima administración atienda estos problemas.
Después de las 8 de la noche, la Plaza Independencia es iluminada solo por los reflectores de colores que alumbran El Reloj Monumental y algunos focos del kiosco o de los pocos negocios que quedan abiertos. La presencia de personas es escasa, pues la mayor parte del espacio público está en penumbras, incluso las lámparas verticales que se colocaron hace algunos años están si reparación.
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