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En entrevista con Beatriz Cruz Gómez, secretaria del Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable de Pachuca, se destacan las conmovedoras historias de los 68 ejemplares de vida silvestre que actualmente residen en la Unidad de Rehabilitación de Fauna Silvestre, ubicada en el interior del Bioparque de Convivencia.
Entre las especies bajo rehabilitación se encuentran tigres, leones, monos araña, cocodrilos, aves rapaces, loros, guacamayas y tucanes. La mayoría de estos animales han llegado a la unidad a través de decomisos, como resultado de personas que los mantenían ilegalmente como mascotas. Otros han sido rescatados directamente de su hábitat, siendo víctimas del tráfico ilegal a través del mercado negro.
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Uno de los casos más peculiares es el de Timo, un mono araña que desarrolló una adicción al tabaco debido a su contacto directo con humanos en un bar. Tras pasar por el síndrome de abstinencia, Timo está siendo tratado médica y conductualmente, aunque lamentablemente no podrá regresar a la selva.
Las aves también tienen historias desgarradoras; algunas muestran aberraciones hacia especies o géneros debido a malos tratos y violencia mientras intentaban ser domesticadas.
Huga, una cocodrilo hembra, es una de las especies más antiguas en la unidad, decomisada en condiciones inadecuadas en San Javier, Pachuca. Lamentablemente, tampoco puede ser reintegrada a un pantano ya que ha perdido sus instintos animales.
Cada animal tiene una historia trágica, como Alab, un jaguar cuyos colmillos fueron limados para evitar lesiones a sus captores en una Unidad de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre (UMA) en Guerrero. A pesar de su carácter huraño, el felino demuestra ser juguetón.
Beatriz Cruz enfatizó la importancia de la estimulación de los sentidos de los animales en cautiverio. El personal realiza enriquecimientos olfativos utilizando esencias.
“A Alab (jaguar) le gusta mucho la lavanda, a Kia y a Max (leones) prefieren los perfumes frutales. Hay variedad, no todos son iguales”, mencionó la secretaria.
La alimentación es un aspecto crítico, especialmente para felinos, quienes consumen de tres a cinco kilos de carne de pollo al día. La dieta, supervisada por especialistas en nutrición, varía según las necesidades individuales de cada animal.
“Hay algunos que son sumamente especiales, no reciben cualquier parte del pollo, hay quienes quieren únicamente la pechuga porque así estaban acostumbrados”, resaltó.
Cruz Gómez también destacó la posibilidad de contribuir a la causa mediante donaciones en especie. La comunidad puede dejar frutas, verduras, carne de pollo o res, y voluntarios son bienvenidos en la Unidad de Rehabilitación de Fauna Silvestre.
En resumen, la Unidad de Rehabilitación de Fauna Silvestre del Bioparque de Convivencia en Pachuca se erige como un faro de esperanza para estos animales, brindándoles una segunda oportunidad para vivir en armonía con su entorno natural.
