Una vez más, Carlos Moreno Amador vuelve a ser el orgullo del pueblo entero, al ser por segunda ocasión consecutiva el ganador en la tradicional Cucaña, evento en honor a Santiago Apostol, organizado por el Sindicato Libertad de la fábrica Santiago Textil, en Santiago Tulantepec.

Visitantes y lugareños, algunos en familia o en pareja, otros con sus amigos, se acomodaron para tener la mejor vista; de apoco, se fue llenando el lugar. Parecía que el santo patrono del municipio le quería que le festejaran, pues el cielo despejado y un sol radiante fueron el escenario perfecto para garantizar un día de espectáculo sin sufrir las inclemencias del tiempo.

Los competidores nerviosos portando un short y en algunos casos, playera, se alistaron para recorrer el palo encebado que días antes había sido colocado en la estructura que permitía el ángulo perfecto para ser recorrido.


Carlos Moreno Amador gana por segundo año consecutivo en la tradicional Cucaña, se lleva un guajolote, una bicicleta y seis mil pesos en efectivo. I foto: Grisel Lira
Carlos Moreno Amador gana por segundo año consecutivo en la tradicional Cucaña, se lleva un guajolote, una bicicleta y seis mil pesos en efectivo. I foto: Grisel Lira


La música comenzó y con ello, el anuncio de que la competencia iniciaría; mientras, los ambulantes ofrecían a los espectadores chicharrones preparados, paletas de hielo, dulces, aguas y refrescos, otros con sus negocios ya listos para la venta ofrecían antojitos mexicanos preparados con chile del que pica y no pica.


Pasaron los minutos y cada participante, en afán de quitar el cebo y llegar a la meta, caía al agua helada del famoso lugar llamado el tanque, ubicado antes de llegar a los manantiales de Ventoquipa, pasando por la carretera Santiago - Cuautepec.

Risas, chiflidos y porras se escuchaban cada vez que un competidor maniobraba por el aire después de resbalar y chocar su espalda, caderas o el clásico panzazo en el agua.

Al final, fue Carlos Moreno quien con astucia y paciencia se llevó la bandera que lo coronaba como el ganador de la contienda.

Le preguntaron qué había ganado, recién salía del agua, su respuesta con orgullo fue "no sé", pues para un santiaguense continuar la tradición vale más que el premio que se obtiene.

Después de todo el esfuerzo, un guajolote, una bicicleta y seis mil pesos en efectivo juntados de a cooperación por visitantes y organizadores, fue un adicional a tremenda faena.


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