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La instalación de celdas fotovoltaicas de empresas transnacionales en hectáreas de la región de Epazoyucan y Singuilucan hizo que los ejidatarios talaran sus magueyes a cambio de rentar sus parcelas.
Sin embargo, en esta región del Altiplano hay pobladores que todavía se resisten al arrendamiento de sus tierras para rescatar el maguey la actividad económica de los tlachiqueros.
Desde el sexenio pasado el gobierno federal impulsó la generación de energía limpia para llevar servicio eléctrico a las comunidades más apartadas del país, lo que a su vez impactó en la implementación de parques fotovoltaicos.
En Hidalgo en junio del año 2019 comenzó la operación del Parque Solar Guajiro perteneciente a la compañía Atlas Renewable Energy. Esta central de energía situada en el municipio de Nopala tiene alrededor de 370 mil paneles distribuidos en más de 400 hectáreas, lo que equivale a 200 campos de futbol, aproximadamente.
Solo cuatro meses después de la instalación, los pobladores denunciaron que avionetas de la empresa dispersaron sustancias para evitar las lluvias y que la falta de agua afectaba los cultivos, señalamientos que persistieron hasta 2023 y que ahora, comienzan, pero en la zona del Altiplano.
Esta región es la más importante del estado y del país en cuanto a la producción del pulque, de acuerdo con Brisa Fernanda Flores, habitante, productora en la región y promotora cultural en la materia.
Brisa y sus familiares habitan en el Altiplano, entre la comunidad de Jalapilla en Singuilucan y la localidad de Santa Mónica perteneciente a Epazoyucan, entre estas dos zonas se instalará un parque fotovoltaico.
De acuerdo con la pobladora, los trabajos datan del año 2019, pero se aceleraron durante la pandemia de covid-19, mientras la ciudadanía estaba en confinamiento.
Mencionó que empresas, con diferentes razones sociales, se acercaron a los ejidatarios para solicitarles el arrendamiento de las parcelas donde se produce principalmente maguey.
La condición para concretar la renta de aproximadamente 300 mil pesos anuales fue que los terrenos se entregaran limpios y listos para la instalación de las celdas solares.
“Están devastando el maguey. La planta es muy prolifera aquí en la zona, se da bastante. Tristemente la empresa pide a los ejidatarios que les entreguen los terrenos limpios, llanos, haciendo que cada dueño vaya acabando con su propio maguey, con el nopal”.
También reconoció que los cerca de 200 ejidatarios que decidieron arrendar sus espacios fue para tener mayor dinero ante la falta de apoyo que existe hacia los productores, aunado al cambio climático que merma la producción, situación que aprovecharon las transnacionales, destacó.
No todos los ejidatarios accedieron al arrendamiento ni a la tala del maguey, que es su principal sustento. Por ello, Brisa junto con otros activistas de la región, buscan visibilizar las consecuencias de la tala. Así como el daño a los cultivos si falta la lluvia ante el sobrevuelo de avionetas.
Asimismo, indicó que, ante las dudas del proyecto, los pobladores ya se acercaron con autoridades del gobierno de Hidalgo porque desconocen la viabilidad, técnica, jurídica y económica.
También buscan plantear el tema a nivel federal para evitar un ecocidio, conservar la fuente de empleo de los tlachiqueros, así como la revisión y en su caso, la cancelación del proyecto.
¿POR QUÉ LUCHAR POR EL MAGUEY?
En el caso del Altiplano, el maguey es la fuente de trabajo principal que resalta el oficio de los tlachiqueros, quienes extraen el aguamiel, pulque y sus derivados, explicó Brisa.
En la gastronomía, recordó que esta planta se usa para la barbacoa, los mixiotes, el gusano blanco y chinicuil, platillos que atraen el turismo nacional e internacional.
Al cortar el maguey, también se altera a la fauna que habita como los escorpiones, lagartijas y otros reptiles, pero también a coyotes, ardillas, zorrillos, tlacuaches y cacomixtles que están en peligro de extinción y que, en un intento de salvarse, se repliegan a las zonas habitacionales donde los matan.
“Son animalitos que nos dan identidad y más allá, nos ayudan a acabar con ciertas plagas que perjudican al maguey y al ser humano, eso es lo que estamos viviendo y viendo cómo está ocurriendo este ecocidio”.