En Hidalgo, la tradición del Xantolo florece con gran diversidad, especialmente en la región huasteca, ya que cada comunidad de cada municipio rinde homenaje a sus difuntos de maneras únicas y una de ellas es a través del pan, un alimento esencial y que en esta festividad juega un rol muy importante.

Uno de los panes más emblemáticos es el pan morisco, elaborado con harina, canela, huevo y un toque de pulque, una bebida típica de la zona. Este delicioso pan no solo es un deleite para el paladar, sino que también simboliza la conexión con las tradiciones de los ancestros.

En Hidalgo, es común que durante los velorios o en el novenario, se ofrezca pan a los asistentes. La variedad del pan que se entrega depende de la localidad.


En Xochicoatlán, por ejemplo, se preparan los bodoques, pequeñas bolitas de masa horneadas y espolvoreadas con azúcar, que son un símbolo de calidez y comunidad.

Huejutla también tiene su propio estilo, con los llamados frutas de horno, panecillos que se personalizan con el nombre del difunto, convirtiéndose en un homenaje único a la memoria de quienes han partido.

Otro tipo de pan es conocido como peluca, que solía repartirse en velorios y ahora decora ofrendas y altares. Este pan, hecho de harina de trigo, se asemeja a un pambazo y presenta una bolita de masa que recuerda a las antiguas pelucas.

Un pan que lleva el nombre de la festividad, el Xantolo, se moldea en formas humanas con brazos y piernas, decorado con colores vibrantes o de manera natural.


Pan de muerto I Foto: Ilustrativa
Pan de muerto I Foto: Ilustrativa


El pan de muerto es toda una tradición en Hidalgo

No sólo en la región de la Huasteca se realizan este tipo de pan en esta temporada, en Tula, las tradiciones se expresan a través de gorditas de maíz, amasadas con arena de hormiguero, evocando el mito de Quetzalcóatl. Además, se elaboran roscas decoradas con ingredientes coloridos, panes en forma de corazón y otras figuras, que brindan un festín visual y gustativo.

Las cuelgas son otro tipo de pan, similar al “pan de feria”, pero con formas grandes y ovaladas que pueden representar corazones o espejos. Algunas incluso llevan letreros con nombres, simbolizando el recuerdo de los seres queridos.


En el Valle del Mezquital, el pan de muerto se transforma en figuras humanas completas, así como en partes del cuerpo como manos y huesos, reflejando el profundo respeto por los difuntos. También se crean panes en forma de cajitas, representando féretros, y la emblemática Rosca de la vida, que se adorna con motivos que evocan huesos humanos, en honor al dios Omacatl.

Así, a través de la diversidad de panes, Hidalgo no solo celebra el Día de Muertos, sino que también revive historias y tradiciones que honran a quienes han dejado su huella en nuestras vidas.

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