Ya iniciaron los carnavales en la región del Valle del Mezquital, en específico en los municipios de Mixquiahuala de Juárez y Alfajayucan.
En Mixquiahuala el programa indica que la celebración se realizará del 10 al 18 de febrero, pero las ceremonias comenzaron este fin de semana, con la recolección de la flor de encino, y posteriormente se realizará la “Pone y quita bandera” (fiesta de fertilidad).
De acuerdo con registros históricos de la región, el “Pone y quita bandera”, parece arraigada a la zona, su propósito principal se remite a antiguas prácticas agrícolas que marcan el inicio de una temporada de trabajo en los campos y la solicitud de las buenas cosechas.
La ceremonia se desarrolla previamente al periodo de carnaval, fusionándose con sus contenidos de manera intrínseca que los Xhitas (hombre viejo) que son los encargados de inaugurar la celebración del carnaval.
En el caso del municipio de Alfajayucan, la primera comunidad que comenzó fue Cebolletas que celebró su carnaval el pasado 26 y 27 de enero; un domingo previo, realizaron la tradicional “bajada” que consiste en acudir a la cabecera municipal con los Xhitas y carros alegóricos para invitar a la población a su fiesta.
En ese municipio son cinco las comunidades que lo realizan: El Espíritu, Xamage, San Antonio Corrales, Cebolletas y Boxtho.
La comunidad de El Espíritu, desde diciembre están realizando actividades como es la labrada de cera, la traída de hierba (de madroño) que utilizan para los rituales, para lo cual llevan a cabo la peregrinación al cerro del Hualtepec.
Una de las características de los carnavales de Alfajayucan es el “encuentro de naranjazos” el cual consiste en un enfrentamiento con naranjas entre dos grupos de hombres; uno de la comunidad que celebra su carnaval y otra invitada, además de diversas actividades culturales y deportivas.
Anteriormente, sólo cuatro localidades realizaban su carnaval, no obstante, en 2018 se sumó la comunidad de Cebolletas.
Los carnavales en Hidalgo se han convertido en un espectáculo cultural que fusiona las raíces prehispánicas con la influencia colonial española; y se remonta a los rituales indígenas dedicados a las deidades de la fertilidad y la cosecha, pero fue transformada por la colonización española en una festividad que se alineaba con el calendario litúrgico católico.
En el Siglo XIX, los carnavales adquirieron una dimensión más social y política. Durante la intervención francesa y la lucha por la independencia, estas festividades se convirtieron en espacios donde la población expresaba su descontento y resistencia de manera encubierta a través de sátiras y críticas disfrazadas.
Los trajes típicos usados durante los carnavales son una manifestación de la riqueza cultural del estado.
En la región de la Huasteca, por ejemplo, las mujeres visten coloridos huipiles y faldas bordadas, mientras que los hombres llevan sarapes y sombreros adornados. Cada elemento tiene significados simbólicos que reflejan la historia y tradiciones de la comunidad.
Los desfiles suelen incluir la representación de personajes históricos y mitológicos.