Decenas de personas arriban con sus imágenes a un sencillo templo adaptado en una casa del poblado de Tepatepec, en Hidalgo, los fieles son de diferentes estratos sociales, algunos llegan caminando, otros en combi y algunos más en lujosas camionetas, pero todos unidos con el mismo objetivo, venerar a la Santa Muerte.
La Niña Blanca, la Patrona, la Santísima Muerte o simplemente la Santa Muerte es un personaje cada vez más venerado en nuestro país.
Las referencias de la Santa Muerte se enfocan con el famoso tzompantli del Templo Mayor en el centro de Tenochtitlán, hoy Ciudad de México, donde un muro hecho de cráneos mostraba los rostros de la muerte.
Los aztecas o mexicas tenían una veneración especial por el Señor del Inframundo, Mictlantecuhtl, y por su esposa Mictecacihuatl. Ambos los dioses de la muerte, quienes recibían a los difuntos que cruzaban el plano terrenal.
Tras la llegada de la iglesia católica al nuevo continente fue que la adoración a los diferentes dioses fue prohibida y entre ellas el del señor de la Muerte, por ello este culto que si bien no se practicaba abiertamente, se mantuvo de manera clandestina por siglos.
El nuevo culto a la Santa Muerte, se dice que reapareció en Tepatepec, Hidalgo, en 1965, tras ser hallada una imagen en piedra de forma de calavera que dicen tiene sus orígenes prehispánicos.
A este santuario llegan miles de personas a venerar a la Muerte, también llamada San Bernardito que durante 25 años estuvo en un nicho en la iglesia de Tepatepec donde era muy visitada, hasta que el párroco decidió expulsarla por considerarla pagana.
Ahora el santuario instalado en una vivienda se considera uno de los más importantes, porque la imagen que está ahí es prehispánica. Actualmente la imagen de la Muerte se encuentra resguardada en una caja blindada por el temor de que sea robada, ya que hubo intentos de personas ajenas a la comunidad de quererla llevar a otros templos.