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Muchos, nacen con la vocación de servir, de ser en ese momento trágico una luz de aliento, y a pesar que su labor requiere de gran capacidad de tomar decisiones en milésimas de segundo, ellos, están para guardar la calma y hacer todo lo posible porque se de continuidad a una vida.
El 24 de junio, a nivel internacional se celebra a todos los paramédicos y rescatistas, en el caso de Tulancingo, Sergio Eduardo Aguilar Pérez, padre de un pequeño de ocho años, comparte su experiencia como Técnico en Urgencias Médicas (TUM), noble profesión en el que ya le han antecedido dos generaciones de su familia, su abuela, madre y hermana.
Entre sirenas y uniformes de la Cruz Roja Mexicana, Sergio Aguilar, aprendió que todos somos necesarios y que existen momentos que requieren de concentración y conocimiento, como en los casos de accidentes.
“Para mí era como un sueño el poder andar arriba de una ambulancia, entré a Cruz Roja en el 2012, me gustó, siento que es algo que lo hago de corazón, inicie como voluntario” detalló
Cuenta que de las experiencias que más le han marcado en su vida, justo cuando tenía pocas semanas de haber sido padre, fue dar primeros auxilios a un menor recién nacido, el cual se encontraba con traumatismo agudo, al participar en un accidente automovilístico.
“Ver a niños en accidentes, para quienes somos padres y paramédicos, nos quiebra el alma y sacude nuestras emociones”
Recordó que, en su primera vez, pese a tener el conocimiento, se puso nervioso al ver una gran cantidad de sangre rodar por el pavimento, al atender a una persona que en hecho de tránsito perdió su pierna y que le suplicaba lo salvará.
Actualmente coordinador de socorristas en Cruz Roja Mexicana, delegación Tulancingo, Sergio Aguilar afirma que el voluntariado hace una extraordinaria labor en cada asistencia que realiza, porque pone a disposición su tiempo y la firme convicción de estar en el momento que se requiere.
Con respecto a la difícil tarea de priorizar la atención en momento de urgencia médica, expresó que existen normas que regulan la conducta ética de un paramédico o socorrista, que se valora a través del triage, herramienta fundamental en urgencias y emergencias.
“Nuestra labor es tan noble, que nos permite ayudar a otros; tan difícil cuando sabemos que no podemos hacer nada por salvar una vida, y tan maravillosa que podemos ver una nueva vida”
El riesgo de ser paramédico
Enrique del Ángel, Técnico en Urgencias Médicas de la Cruz Roja Mexicana delegación Huejutla, comentó que como en todo trabajo existen riesgos, dependiendo los tipos de servicio que atienden, pueden ser potenciales o latentes, la carretera, los pacientes o los mismos familiares de los pacientes, pues a veces las circunstancias llegan a cambiar y todo eso se puede volver un riesgo para el paciente o para todo el personal de rescate.
Señaló que en caso de algún riesgo, los paramédicos se rigen de un protocolo a nivel nacional y dependiendo la eventualidad entraría el protocolo y de igual manera entraría los o el encargado del área en la que están.
Enrique indicó que entró a laborar en el año 2013 en las diferentes áreas que hay en la institución y en el año 2017 entró a la capacitación de (TUM) de nivel básico que son dos años de estudio para poder abordar una ambulancia y poder atender un paciente.
Explicó que casos especiales existen muchos, pues cada atención brindada es diferente, así como los escenarios y no solo para los casos de paramédicos, si no todos los que laboran en medios de la salud o alguna rama de salud y los casos que más impactan pues son atender a propios familiares, ya que se busca brindar la mejor atención.