La participación ciudadana en las elecciones de México ha variado significativamente a lo largo de las últimas décadas, reflejando tanto el cambio en el interés político de la población como la respuesta a las condiciones socioeconómicas y políticas del país en diferentes periodos.
En términos generales, la participación electoral en México ha mostrado tanto periodos de alta movilización ciudadana como momentos de apatía. Por ejemplo, en las elecciones presidenciales, que suelen generar más interés que las legislativas o locales, la participación ha fluctuado:
Años 90 y principios de los 2000: Durante este periodo, la participación electoral en las elecciones presidenciales fue relativamente alta, a menudo superando el 60% del padrón electoral. La elección de 2000, que marcó el fin de 71 años de gobierno ininterrumpido del PRI, tuvo una de las tasas de participación más altas, cercana al 64%.
Años recientes: En años más recientes, la participación ha mantenido niveles similares, con la elección de 2012 registrando alrededor del 63% y la de 2018 superando el 63%. La elección de 2018, que resultó en la victoria de Andrés Manuel López Obrador y el partido MORENA, es notable por haber generado un alto interés público y movilización ciudadana.
La participación en elecciones intermedias (legislativas y locales) tiende a ser menor que en las presidenciales. Sin embargo, estas elecciones son cruciales para el equilibrio de poder en el Congreso y a nivel estatal y municipal, y su importancia está siendo cada vez más reconocida por la ciudadanía.
Se ha demostrado que los factores que influyen en la participación, entre otros, son:
Educación cívica: El nivel de educación cívica y la conciencia sobre la importancia de la participación electoral influyen en la disposición de la población a votar.
Descontento o apatía política: La percepción de corrupción, ineficacia de los políticos o la falta de representatividad puede desalentar la participación.
Mecanismos de participación: Facilidades como el voto desde el extranjero y la promoción del voto por parte del INE pueden aumentar la participación.
En cuanto a la participación femenina, se ha observado una evolución en los procesos electorales y políticos de México, que refleja un avance notable hacia una sociedad más equitativa e inclusiva. Aunque se han logrado avances significativos, el camino hacia la paridad de género total aún enfrenta varios desafíos. Superar estos obstáculos requiere un esfuerzo continuo por parte de todas las esferas de la sociedad, desde el gobierno hasta las organizaciones civiles y los ciudadanos, para asegurar que las voces de las mujeres sean escuchadas, respetadas y valoradas en todos los niveles de decisión política.
En última instancia, la lucha por la paridad de género en la política mexicana no solo es una cuestión de justicia social, sino también un requisito esencial para el desarrollo pleno y sostenible de la nación.
Lo cierto es que… El sistema electoral y político mexicano sigue enfrentando desafíos para aumentar y mantener la participación ciudadana en los procesos democráticos. Esto incluye mejorar la educación cívica, combatir la desinformación, asegurar la transparencia y la equidad en las campañas, y fortalecer la confianza en las instituciones electorales.
X@AidaSuarezCh