El Cacao en el Xantolo es un Abrazo fraternal entre pueblo y gobierno, es un ritual que significa que gobierno y pueblo son una sola unidad en la fe de la ancestral tradición de la fiesta de los muertos, no es el valor económico del cacao como producto físico, es el valor sentimental que pueblo y gobierno expresan con esa acción, es un abrazo fraternal de identidad, de sentido de pertenecía de ser hidalguenses.

Con la finalidad de preservar tradiciones el gobierno de Julio Menchaca coordina la distribución de cacao y azúcar a los municipios de la Huasteca Hidalguense y la Sierra Alta, apoyo que se entrega en los hogares de las familias para evitar intermediarios, antes del día 20 de octubre cada jefa de familia recibe un kilo de cacao y uno de azúcar, para reparar el tradicional chocolate en tablillas para la festividad, en total, se distribuyen entre de 150 y 180 toneladas de cacao y otro tanto de azúcar, se abraza a las familias de municipios de Huejutla, San Felipe Orizatlán, Jaltocán, Atlapexco, Xochiatipan, Huautla, Calnali, Huazalingo, Tlanchinol, Lolotla, Yahualica, Tianguistengo, Molango, Tepehuacán y Xochicoatlán.

Corresponde a la contraloría verificar que el abrazo fraternal del cacao sea parejo y alcance por lo menos un paquete para cada casa, que ningún político se cobije del abrazo en su beneficio, que sea en orden, con transparencia y honradez, que el cacao se entregue conforme a censos, que el abrazo se da en base a las jefas de familia que son las que se toman en cuenta para que el chocolate lo preparen y lo saboreen junto a sus muertos un millón de huastecos y serranos, o sea un paquete por cada jefa de familia.

Cualquier queja la pueden reportar al buzón digital, a los buzones de las presidencias municipales, el 800honesto, a las redes sociales de la contraloría.

La Demarcación territorial del xantolo hidalguense cuenta con 81.49 % de población indígena y/o afromexicana y es imposible no contagiarse de la alegría que se respira durante todos estos días, el Xantolo celebra a los que se fueron y a los que están aquí para recordarlos, un tributo a la memoria y al amor, que atraviesa generaciones, familias enteras participan en la creación de altares y en danzas, los niños aprenden de sus abuelos lo que significa cada tradición, aseguran que la festividad siga viva por muchos años más.

En lo profundo de las tradiciones mexicanas, la celebración mezcla lo solemne con lo festivo, lo espiritual con lo terrenal, y lo ancestral con lo presente: el Xantolo, festividad, que encuentra su máxima expresión en el estado de Hidalgo, mucho más que un homenaje a los muertos, es una fiesta de amor y de conexión con quienes ya no están, pero que siguen vivos en los corazones de sus seres queridos.

El Xantolo, fiesta de todos los santos, es un evento religioso y un festival que convierte a las calles en escenarios donde la vida y la muerte bailan juntas en un acto de amor y respeto, las almas de aquellos que partieron regresan cada año para convivir con los vivos, degustar sus platillos favoritos y recibir las ofrendas que sus seres queridos preparan con esmero, el Xantolo, es un reencuentro anual en el que la familia se reúne, viva y difunta, para compartir la mesa, el pan de muerto, los tamales, el chocolate y las flores de cempasúchil que guían el camino de las almas en su tránsito por el Mictlán; es el único día en que los parientes llegan sin invitación y sin reclamar herencias.

Las ofrendas, adornadas con calaveras de azúcar, incienso, velas y fotografías, son el corazón de esta celebración, cada elemento tiene un propósito: las veladoras iluminan el sendero, el incienso purifica el ambiente, el chocolate preparado con cacao y azúcar para los difuntos atrae su escencia y el agua refresca el espíritu de quienes llegan del Mictlán, pero lo más importante es el amor que se deposita en cada detalle, no se trata solo de cumplir con una tradición, es mantener viva la memoria de los abuelos, los padres, los hijos y amigos que ya no están físicamente, pero que siguen presentes en cada pensamiento y en cada lágrima que se transforma en sonrisa al recordar anécdotas compartidas.

Lo más llamativo de estas festividades es el carácter festivo con el que se honran a los muertos, compiten por tener el mejor Xantolo entre Huejutla, San Felipe y Atlapexco, no hay tristeza, ni luto, todo es alegría, bueno hasta los difuntos se quedan más de una noche; la danza de los viejos, una de las representaciones más tradicionales del Xantolo, es un ejemplo, los participantes, con máscaras de ancianos y vestimenta colorida, representan la llegada de las almas al mundo de los vivos, entre risas y música, los "viejos" hacen bromas y bailan por las calles e invitan a todos a participar de la fiesta.

Quien tiene la oportunidad de vivir el Xantolo sabe que es una experiencia única, es una mezcla de colores, aromas, sonidos y emociones que despiertan los sentidos, las calles, que en otras épocas del año son tranquilas, se llenan de vida con los desfiles de comparsas, las danzas de los "huehues", ancianos y las procesiones en las que el pueblo entero se vuelca para acompañar a sus difuntos, la música del son huasteco y el huapango marcan el ritmo de una celebración que, lejos de ser triste, es un recordatorio de que la vida sigue, incluso después de la muerte.

En un mundo que avanza con rapidez, las tradiciones corren el riesgo de diluirse, pero el Xantolo en Hidalgo de raíces profundas y fuertes, se arraiga a la cultura mexicana con un espíritu festivo y profunda conexión con el pasado, se convierte cada año en el epicentro de una celebración que honra a muertos y a quienes celebran la vida en todas sus formas, porque al final del día, el Xantolo nos recuerda que morir no es el fin es solo el comienzo de otro viaje en la eterna danza entre la vida y la muerte.

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