Si pensaban que el famoso maratón Guadalupe-Reyes solo implica una serie de fiestas, convivios y excesos entre el 12 de diciembre y el 6 de enero, es porque aún no conoces la versión gubernamental de esta tradición, en las oficinas de gobierno, este periodo no es precisamente sinónimo de descanso, es un verdadero sprint para cerrar el año con todo en regla, el lema es claro: “trabajar o trabajar”, porque de lo contrario, las vacaciones se convierten en un espejismo.
El Guadalupe-Reyes gubernamental abarca las semanas finales del año; comienza desde los primeros días de diciembre, cuando los servidores públicos intensifican el paso para asegurarse de que todo quede en orden antes de apagar las luces de las oficinas y salir a celebrar las fiestas decembrinas (si es que logran salir), sin importar el área en la que trabajen, el objetivo es el mismo: cumplir con los pendientes, asegurar la operación y, sobre todo, evitar que los primeros días de enero se conviertan en un caos administrativo.
El cierre del año, carreras y pendientes que no esperan, diciembre es la época en la que las oficinas gubernamentales operan al máximo, todo lo que no se resolvió en los once meses previos debe quedar finiquitado antes de que termine el año, los equipos trabajan a marchas forzadas para cerrar expedientes, liberar presupuestos y cuadrar cuentas, porque la normativa es clara, si no cierras los números a tiempo, las consecuencias administrativas son inevitables.
Uno de los mayores retos de este periodo es garantizar que las nóminas queden listas, el pago de salarios, prestaciones y aguinaldos no es negociable, y cualquier retraso genera un descontento colectivo que ningún gobierno está dispuesto a enfrentar, además, las compras programadas tienen que quedar contratadas, entregadas y registradas conforme a la ley; cualquier irregularidad podría traducirse en problemas con los órganos fiscalizadores.
A esto se suman las juntas de gobierno, que no solo son un requisito legal, sino una carrera contrarreloj para aprobar planes, programas y presupuestos, es la temporada de las actas interminables y de las sesiones maratónicas en las que cada decisión debe quedar perfectamente registrada, las leyes exigen que todo esté en regla antes del cierre del ejercicio fiscal, y los servidores públicos no tienen opción más que cumplir.
Diciembre también es el mes del paquete económico, mientras la ciudadanía se prepara para las fiestas navideñas, los funcionarios encargados de las finanzas trabajan horas extras para ajustar presupuestos, actualizar normativas y publicar los decretos de egresos y las leyes de ingresos, cada cifra, cada proyección y cada detalle debe cuadrar, porque de ello depende el arranque del siguiente año fiscal.
El reto no termina ahí, los cuerpos normativos deben actualizarse antes de que el reloj marque las doce el 31 de diciembre, las publicaciones en los periódicos oficiales deben estar listas, y cada área debe coordinarse para que la transición entre años sea fluida, no provisionar los gastos de enero puede desatar un caos en los primeros días del año, y eso es algo que ningún gobierno está dispuesto a permitir.
Mientras los servidores públicos corren para cumplir con sus responsabilidades, también enfrentan un reto personal: garantizar que las fiestas no queden eclipsadas por el trabajo, aunque suene trivial, pensar en los regalos para los hijos es una tarea que no se puede postergar, en medio de juntas, revisiones y cálculos presupuestales, muchos aprovechan las madrugadas o los fines de semana para comprar los juguetes que los Reyes Magos entregarán el 6 de enero.
Este esfuerzo refleja la dualidad de los servidores públicos, cumplir con las demandas laborales sin descuidar el bienestar de sus familias, porque, aunque el trabajo no da tregua, la sonrisa de un niño al recibir sus regalos es un recordatorio de por qué vale la pena el esfuerzo.
Para algunos servidores públicos, el Guadalupe-Reyes gubernamental no termina con el cierre de año, en áreas críticas como salud y seguridad pública, el trabajo nunca se detiene, mientras otros descansan, estos equipos operan 24/7 para garantizar la atención y la protección de la ciudadanía.
En los hospitales, las guardias se organizan para atender desde emergencias médicas hasta partos y accidentes, los médicos, enfermeros y paramédicos sacrifican sus fiestas para cumplir con su vocación, en tanto, los cuerpos de seguridad redoblan esfuerzos para prevenir incidentes propios de la temporada, como robos, conflictos vecinales y accidentes viales.
Para estos héroes anónimos, las vacaciones son un lujo que solo pueden disfrutar en fechas posteriores, su compromiso es un recordatorio de que, en el servicio público, el deber no entiende de días festivos.
En el maratón decembrino todas las oficinas públicas se mantienen activas mediante guardias para garantizar la atención al público, nada ni nadie se quedará sin atender, así como reza el dicho “primero el pueblo”, aunque existen días en los que, por disposiciones legales, se suspenden plazos o términos, las oficialías y áreas administrativas estarán al tanto para resolver cuestiones urgentes y realizar cobros, asegurar que la atención y el servicio público no se detengan.
El Guadalupe-Reyes gubernamental es una prueba de resistencia, organización y, sobre todo, vocación, los servidores públicos enfrentan una montaña de pendientes con una sola misión: garantizar que todo funcione como debe ser, aunque el esfuerzo puede parecer invisible para la ciudadanía, su impacto es innegable.
En un mundo ideal, diciembre sería una época de paz y descanso, pero para quienes trabajan en el gobierno, es una temporada de esfuerzo colectivo, en la que cada tarea completada es un paso hacia el cumplimiento de su responsabilidad.
La próxima vez que disfrutes de las fiestas decembrinas, recuerda que detrás de cada nómina pagada, cada programa social operativo y cada servicio público en funcionamiento, hay servidores públicos que entregaron su tiempo y su energía para que todo saliera bien, porque, aunque el Guadalupe-Reyes gubernamental no tenga brindis ni posadas, su impacto es fundamental para que el año cierre con éxito y el siguiente arranque con el pie derecho.