En Hidalgo, la lucha contra la corrupción es cosa seria del gobierno y la ciudadanía, con figuras como contralores sociales, el Testigo Social y el Ciudadano Alertador, se tiene la batuta para exigir cuentas claras y garantizar que el dinero público se gaste de forma honesta, los hidalguenses se convierten en esos ojos vigilantes que aseguran que cada peso gastado esté bien justificado, apoyados por leyes que los respaldan, plataformas digitales y herramientas tecnológicas que detectan hasta el más mínimo movimiento extraño, es como si, entre el ingenio del pueblo y la inteligencia artificial, logran ponerle lupa a cada paso en el manejo de los recursos públicos.

El eje central es la contraloría social, tres mil comités con 15 mil hidalguenses son los ojos vigilantes que junto con un tecnificado laboratorio de control de calidad vigilan la obras y en su caso denuncian las anomalías; porque Hidalguía significa nobleza, lealtad caballerosidad, generosidad, magnanimidad, altruismo y sobre todo honestidad

El Testigo Social es como un “sheriff ciudadano” en los procesos de contrataciones públicas, su chamba es ir de la mano con el gobierno y supervisar los pasos en las adquisiciones y contratos, asegura que nadie se pase de listo, claro que no cualquiera puede ser Testigo Social, este personaje debe ser un ciudadano hidalguense con todos sus derechos, con conocimientos en contrataciones públicas, y además echarse el curso de la Secretaría de la Función Pública, con un mínimo de calificación de ocho, presentar su currículum con foto y firma, detallar su experiencia, estudios y cualquier reconocimiento ganado a pulso.

Como dicen, “árbol que nace torcido, jamás su rama endereza”, así que los Testigos Sociales deben tener la ética por delante: no tener ninguna sanción como servidores públicos, ni conflictos de interés, y abstenerse de participar en procesos donde existan relaciones familiares o de negocio con licitantes o funcionarios; las personas morales organizaciones sin fines de lucro, pueden participar como Testigos Sociales, siempre y cuando cumplan con los requisitos y no hagan proselitismo político o religioso, en pocas palabras, esta figura ciudadana es crucial para asegurar que todo se haga con transparencia y rectitud.

Por otro lado, el Ciudadano Alertador, ese que levanta la voz contra la corrupción, puede ser cualquier testigo o víctima de alguna tranza y decida hablar, ya sea de forma anónima o con confidencialidad para evitar cualquier represalia, en Hidalgo, esta figura tiene un respaldo importante en la Ley de Protección a Denunciantes y Testigos de Hechos de Corrupción, busca proteger a quienes se animan a denunciar actos corruptos, garantiza su seguridad, aquí aplica eso de “el que no habla, Dios no lo oye”, así que estos mecanismos están diseñados precisamente para que nadie se quede callado, que todos tengamos la oportunidad de señalar cuando algo no esté bien.

Todos ellos involucrados directamente en la inspección y vigilancia pueden denunciar cosas tan graves como el desabasto de medicamentos y obras públicas mal hechas, mal uso de recursos públicos,enriquecimiento inexplicable de algunos funcionarios, en esta tarea de alertas, la tecnología viene al quite, hoy en día la plataforma digital nacional y lo que se conoce como inteligencia artificial actúan como un gran detector de patrones atípicos y movimientos sospechosos, que sin “temor a represalias” se mete a fondo en el universo de datos informáticos para identificar posibles desvíos y malos manejos en tiempo real, es como si hubiera un “robot justiciero” que, al igual que un ciudadano con valores, no deja pasar ni una sola anomalía sin consecuencias.

En Hidalgo para quien quiera denunciar un acto de corrupción, el camino es bastante claro, existen varias opciones para levantar la voz, llamar al 800honesto, llenar el buzón digital de denuncias, hacer uso de redes sociales y el portal web de la Contraloría, si lo prefieren más presencial también están los 175 buzones repartidos en municipios y entidades, hechos para reportar un acto corrupto de forma segura y accesible, y ojo: si alguien presenta una denuncia, se recomienda que la exposición de los hechos sea clara, indicar fecha, lugar, y si es posible, nombres de los involucrados, para que el proceso avance, nada de quedarse en “dijo, me dijeron”; hay que ir al grano, pues solo así se logra que las autoridades tomen cartas en el asunto.

Además, estos mecanismos están hechos para combatir esa triste estadística de que nueve de cada diez víctimas de corrupción en México no denuncia; ya sabemos que sin denuncias no hay manera de acabar con la impunidad, como dicen, “el miedo no anda en burro”, y eso hace que muchos ciudadanos prefieran quedarse callados, por eso, el compromiso aquí es claro: darle seguridad a la gente, porque si nadie denuncia, la corrupción sigue campante, con el contralor social, Testigo Social, el Ciudadano Alertador y el respaldo de la tecnología, en Hidalgo se da el poder a la sociedad de tomar un rol activo en la lucha contra la corrupción.

En este esfuerzo, no hay que olvidar el impulso que la presidenta de México da a la cultura de la denuncia, promueve que en el sector público y privado exista la libertad de señalar irregularidades sin miedo, Hidalgo, con la colaboración entre sus ciudadanos y el uso de inteligencia artificial, abre un camino donde las irregularidades sean visibles, la información fluya y se eviten futuros actos corruptos.

Al final del día, esta apuesta en Hidalgo es por un modelo donde la honestidad sea el pan de cada día, y no un acto excepcional, las figuras del Contralor Social, Testigo Social y el Ciudadano Alertador, en conjunto con la tecnología, son los cimientos para que cada peso público esté bien vigilado, porque en un Hidalgo que en verdad aspira a ser honesto, no hay cabida para la impunidad ni para el mal manejo de recursos, el esfuerzo es el reflejo de un gobierno que trabaja junto a su gente, garantiza que los recursos lleguen a donde realmente se necesitan, y reafirma el camino hacia un Hidalgo honesto donde todos tenemos algo que aportar.

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