Puras palabras sin sustento, que se las lleva el viento.

En estos tiempos juran que bajarán la luna y las estrellas para conquistar nuestros corazones y papeletas, pero ¿realmente pueden cumplir los candidatos sus ofrecimientos?, las propuestas muchas veces superan los presupuestos ordinarios y de inversión con que cuenta cada ayuntamiento, ofrecen desde aumentar el salario mínimo hasta infraestructura futurista, no escatiman en nada; recuerden que solo tiene 3 años para concretar sus planes, los que se van, tuvieron 4 años y solo la hicieron de tos; hay factores económicos que determinan la posibilidad de cumplir, pero que pasa cuando el cargo público al cual aspiran, ni siquiera cuenta con facultades constitucionales para hacer frente a sus palabras. ¡Se acerca el día y deben alivianarse con sus promesas!

La constante en las quejas ciudadanas es, escasa obra, ciudad sucia, barrios abandonados, falta de seguridad y todos los aspirantes de golpe prometen, como si de un truco de magia se tratara, arreglar todo, levantar y peatonalizar calles, cambió de mobiliario urbano, arreglar jardines, sembrar árboles, tapar todos los baches y hacer todo como si no existiera un mañana y el presupuesto fuera ilimitado, los reyes midas de sueños surrealistas.

Solo 2 meses para mover el pandero y el tablero debe sacudirse, las reacciones de ciertos contendientes que, confundidos o con viveza, acuden a fórmulas demagógicas y populistas para evitar explicar el cómo sus palabras serán realidad en 3 años de gestión, alardear con obras, al llegar, entran en una espiral de promesas, de las que, una vez asegurado el triunfo se olvidan, nos endulzan el oído, caemos redonditos, nos enamoran y luego sufren amnesia.

En las últimas décadas, el pueblo exigió tareas muy puntuales: previo a 1970 que todos los mexicanos tuvieran zapatos y acceso a la educación, salud y alimentación, 1980 pidió modernidad, en 1990 estabilidad, en 2000 democracia, en 2010 bienestar y paz, en 2020 erradicar la corrupción y la impunidad y hoy claman por seguridad y agua, en balance todos los elegidos, quedan a deber, salen con cuentas mochas y domingos siete, con miles de justificaciones, lo cierto es que no cumplen con el mandato popular.

Los actores están en deuda, no estuvieron a la altura de las circunstancias, dejaron pasar valiosísimas oportunidades y llegan tarde a la historia, hoy el pueblo es lo suficiente adulto para detectar las más falsas promesas.

En la contienda anterior, tres partidos perdieron su registro por no alcanzar el 3 por ciento establecido; Más por Hidalgo, Partido Encuentro Social Hidalgo y Podemos, ahora en los próximos comicios veremos cuantos más de los 9 partidos caerán en este supuesto legal y desaparecerán, tendrá que ver en cada uno, las propuestas reales, concretas y honestas, no puras vaciladas, ya el barrio está bien avispado y no se las cree, ¡ojo con esto! duras lecciones vimos hace unos días, presidentes que prometen y no cumplen, los amarran y los encarcelan sus propios paisanos.

Más de 25 presidentes municipales dejaron sus funciones en los últimos 2 años, muchos por no cumplir lo prometido, hay una ruta que combate la impunidad, el pueblo estará atento a la hora de escoger autoridades, buscará calidad ética y moral de su gente, en estos momentos que vive Hidalgo, hay que actuar con corazón y empuñar coherencia, razón y paz.

Muchos de los actuales alcaldes y candidatos basan su estrategia y política, en potenciar fiestas y tradiciones, se les pasa la gestión dándole vuelo a la hilacha, pura fiesta, diversión y nada a gasto de inversión y en la nómina ni se diga, ponen de contralor al compadre, de tesorero al vecino, al yerno en obras públicas y el amigo del amigo de chofer de la señora.

Los recursos económicos se administran con eficiencia, eficacia, economía, transparencia y honradez, los temas mundiales no se resolverán a voluntad de nadie, recuerden que Roma no se hizo en un día y son los mismos problemas del pueblo: agua, luz, caminos, basura, seguridad pública, drogadicción, deporte, cultura, trabajo, infraestructura, debemos conocer el problema para resolverlo, medirlo, acotarlo, enfrentarlo con sabiduría y convivir con él y mantenerlo bajo control lo mejor posible, muchos tienen que ser resueltos en trabajo en equipo con los ayuntamientos vecinos y no echándose tierra unos contra otros.

Se acerca la época de debates y antes de creerles a los candidatos revisemos las facultades del cargo al cual aspiran, analicemos sus propuestas, que tan grande es su integridad política y de paso que tanto chapulinearon para llegar y saber si sus promesas son viables o no.

Hay que construir y ahondar en democracia, abrir espacios de opinión, escucharnos sobre los problemas actuales y los que dejamos a nuestra descendencia, ejercer el periodismo, desenmascarar todo el sistema corrupto que impera desde décadas atrás, corresponde a la clase política, partidos políticos, sociedad civil y periodismo, denunciar, escribir y servir a la gente.

El barrio exige a todos que no caigan en despilfarros ni falsas promesas, nos aprestamos a vivir una contienda de 60 días en la que vamos a atravesar por un largo y sinuoso camino de alto riesgo, la responsabilidad que tienen los participantes es mayúscula, deben ser capaces de brindar una batalla confiable en donde los perdedores reconozcan su derrota y la victoria de su contrincante, se trata de cuajar la gobernanza democrática del país para seguir adelante.

En un mundo donde las promesas se desvanecen más rápido que un suspiro en la brisa, es crucial recordar la sabiduría de las generaciones pasadas, la anécdota del candidato que prometió construir un puente sobre un río inexistente nos enseña que la credulidad es, en muchas ocasiones, una muestra de ingenuidad.

Con apenas 2 meses antes de la contienda, el panorama se ve inundado por descalificaciones, insultos y un mar de ofrendas vacías, en la era de noticias fugaces y ataques en redes sociales, la honestidad y la integridad parecen perdidas en la marea de información tóxica.

Ante este panorama, es vital que los órganos fiscalizadores y los contrapesos del poder estén preparados para poner a prueba a la próxima administración municipal, asegurar que se cumpla el presupuesto y que trabajen en beneficio del pueblo, no en su contra, en un entorno donde la política está plagada de promesas incumplidas, la responsabilidad ciudadana y la vigilancia constante son nuestras mejores herramientas para construir un futuro más justo y transparente.

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