La competencia geopolítica por la transformación energética es una realidad que estamos viviendo. Estados Unidos, Europa y China están impulsando la industria local de baterías y Vehículos Eléctricos (VE) con el fin de consolidarla y ser autosuficientes.
A pesar de los esfuerzos de Europa y Estados Unidos, en este sector China lleva la delantera con el 60% de las ventas en el mercado global, fenómeno que se presenta aunque es reciente la llegada de empresas chinas de VE para abrir mercado en otros países, así como el establecimiento de centros de ensamble o manufactura en regiones como Europa del Este y el Sudeste Asiático. Además, es muy probable que estas plantas lleguen pronto a México.
En 2022, Estados Unidos publicó la Ley de Reducción de la Inflación, IRA por sus siglas en inglés. Instrumento que hoy en día es la mayor inversión relacionada con el cambio climático en la historia de este país. Esta política industrial busca reducir las emisiones de gases de efecto invernadero hasta un 41% en 2030 con respecto al 2005. Para lograrlo, Estados Unidos incentiva la trasformación energética y muchas industrias relacionadas con el sector. En el caso particular de las baterías y VE, su política tiene como objetivo lograr consolidar una industria nacional con tecnología propia que pueda penetrar y competir en el mercado local y global.
Por su parte, la Unión Europea también está intentando desarrollar sus capacidades y consolidar la fabricación VE localmente, por lo que comenzaron a exigir el registro aduanero de todas las importaciones de VE chinos, una acción que muchos consideran como el primer paso para la imposición de aranceles a los VE provenientes del país asiático.
Finalmente, en este juego geopolítico también vemos activamente a Japón, otro líder global en la industria automotriz, cuyas empresas del sector están buscando desarrollar y posicionar otras tecnologías que puedan desplazar a las baterías de litio y otros componentes de los VE de China.
En medio de toda esta competencia, México aparece nuevamente en la escena global como un destino ideal para las empresas que buscan invertir y desarrollar nuevas operaciones de nearshoring que tengan como objetivo ensamblar VE y baterías de litio. Estas empresas globales podrán beneficiarse de la posición geográfica estratégica de México, sus tratados de libre comercio con el mundo, el marco jurídico y fiscal, así como de la amplia experiencia mexicana en la industria automotriz, ya sea en la producción, ensamble, exportación y distribución de vehículos de combustión interna.
Actualmente México es el quinto exportador de vehículos ligeros y posee el primer lugar en la exportación de vehículos de carga. ¿Logrará nuestro país transformar su industria automotriz y posicionarse como un jugador global en la producción de vehículos eléctricos y sus componentes?