Durante la administración del Lic. Jorge Rojo Lugo como Gobernador de Hidalgo, integra a su gabinete a Don Jorge Conde Gómez como titular del Patronato de Protección y Conservación de Parque Nacional del Mineral del Chico, Hidalgo ante la preocupación de la tala que se venia dando en algunas regiones del parque y que debían ser atendidas; y es aquí donde Don Jorge, después de la conformación legal del patronato y con los recursos de inicio, que fueron aportación personal, se compró un equipo completo para carpintería, que incluía torno y herramienta mecánica y de mano, para ser entregados a un grupo de jóvenes bajo la enseñanza de un maestro carpintero para que trabajaran la madera de los árboles que habían caído o terminado su vida vegetativa y para desviar otras intenciones; se plantea el proyecto ante la Presidencia municipal y la respuesta se da aportando un espacio para taller y venta de artesanías de madera conviniendo las ganancias de sus trabajos con una cuota mínima a la Presidencia.
Se elaboraron bastones, muletas, adornos para poner en casa, sombreros y paraguas, rosarios y figuras de animales y duendes, no todos reunían lo bien terminado, pero llegaron a ser bonitos recuerdos para el visitante de los domingos.
Y con esta idea surge la propuesta del patronato de poner algunos letreros detenidos por la imagen de un duende por los caminos más visitados con textos como: “No tire basura”, “No tire colillas de cigarro encendidas”, “Si hace una fogata que no sea cerca de los árboles y asegúrese al apagarla que solo queden cenizas” o “Cuida tu Bosque”, el proyecto se quedó ahí al cambio de la administración municipal.
Me permití dejar este ultimo párrafo para recordar la capacidad de pensar en el bien común y lo que sus experiencias de viajero le hacían saber a Don Jorge, nos platicaba “que la capacidad de creer se había perdido, que en una visita a Alemania recorrió sus bosques del norte donde se decía que los duendes que ahí habitaban lo cuidaban y sus habitantes lo creían. Y como recuerdo de visitantes se traían unos duendes tallados en desperdicios de madera para recordarte que cuidaras tus árboles”. De ellos me trajo un Duende de obsequio que conservo desde algunos años como el recuerdo de una persona especial al que se le extraña: Don Jorge Conde Gómez. (†).
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