Hoy me quiero referir a la importante presencia del exilio español en México a través de dos grandes personajes que llegaron a Pachuca en 1940 como docentes a la Escuela Normal, Antonio Ballesteros Usano y Emilia Elías Herrando, que impartieron las materias de Técnica de la Enseñanza y Ciencia de la Educación, respectivamente. Junto con ellos llegó también la Dra. Regina Lago a impartir las materias de Paidología y Psicotecnia Pedagógica, y que además fueron mis maestros.
Lo anterior, porque el pasado día 10, se acaba de presentar en Segovia, España, el libro Huellas de Segovia en el Exilio de 1939, editado por la Real Academia de Historia y Arte de San Quirce, patrocinado por la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) de España, Campus Segovia, y con la colaboración del Ayuntamiento y la Diputación de Segovia. Este libro contiene las ponencias presentadas durante el XLIV Curso de Historia de Segovia impartido en 2023, entre las cuales está el capítulo Antonio Ballesteros Usano y Emilia Elías Herrando: La Pedagogía Del Compromiso, escrito por Carlos De Dueñas Díez, quien se ha dedicado durante años al estudio de la educación segoviana.
En ese entonces, cuando fueron mis maestros, ninguno de sus alumnos sabíamos de su trabajo, prestigio y trayectoria, sólo que cada semana, sin faltar a ninguna, venían desde la Ciudad de México a darnos clase, la cual esperábamos con ansiedad. Fue mucho después que supe quiénes eran y posteriormente para conmemorar su llegada, a través del Grupo Renovador Normalista, se publicó en 2016 el libro 75 años de la presencia de los maestros españoles en la Escuela Normal Benito Juárez de Pachuca, que contiene la conferencia magistral impartida por la Dra. Alicia Civera, investigadora del CINVESTAV, que da nombre al libro, así como escritos de quienes fuimos sus alumnos.
La prensa internacional habla de la actitud solidaria del pueblo de México con la República Española y esto lo manifiesta el presidente Cárdenas el 15 de septiembre de 1936 cuando da el grito en el Zócalo y agrega “Viva la República Española”, no eran simples palabras.
Tres años más tarde, en 1939, llegó a México un gran número de republicanos, de España; esta corriente significó un inmenso capital científico, cultural y educativo que trajo desde su llegada enormes beneficios para el país y a algunos estados de la República, Hidalgo fue uno de ellos y de manera particular a su capital, Pachuca, con esa pluralidad que tuvo siempre, como una ciudad que le daba cabida a todos los pensamientos e ideologías; que lo mismo tenía comerciantes judíos, rusos, lituanos, libaneses, españoles, que grupos, sectas y religiones en franca relación y convivencia, que compartían en unas cuadras una iglesia metodista, una católica y una logia masónica, les abrió los brazos.
En una publicación sobre el Movimiento Normalista en Hidalgo, para el Anuario de 1999 de la Escuela Normal Benito Juárez, el profesor Donaciano Serna Leal, catedrático de la Institución y más tarde Gobernador del Estado de Hidalgo, cita: “En febrero de 1936, surge el Sindicato Único Hidalguense de Trabajadores de la Educación, teniendo como uno de sus objetivos la supresión del Departamento Normal del Instituto Científico y Literario para lograr la fundación de una institución completamente formadora de maestros. Ambas peticiones fueron escuchadas por el Gobierno de Hidalgo que dio su anuencia. Se trabajó en la selección de directivos y personal docente. Se eligió al Profesor. Miguel Arroyo De la Parra como Director, y posteriormente Isaac Palacios Martínez, este último recién llegado de Rusia, con la información actualizada sobre la educación socialista, sobre la Escuela Nueva y sobre los grandes pensadores y pedagogos de Europa; se aprovechó la oportunidad y las condiciones políticas para invitar a que se incorporaran a la planta de catedráticos a destacados pedagogos venidos entre los “refugiados” españoles, fue así como llegaron a la Normal Socialista Benito Juárez”, llamada así entonces, los profesores Antonio Ballesteros Usano, Emilia Elías de Ballesteros, Regina Lago y Juan Comas, que elevaron el nivel profesional de la institución”.
Lo que recibió Hidalgo de estos maestros, lo que recibió Pachuca en su Escuela Normal Benito Juárez fue invaluable, no sólo como un buen recuerdo de los que fuimos sus alumnos, sino en su capacidad formadora, y en lo académico, miremos que aún hoy que los libros de los maestros Ballesteros siguen siendo de consulta pedagógica obligada para los profesionales del magisterio, escritos con “un sentido exigente de sus responsabilidades para con el pueblo mexicano y un deseo de contribuir, aunque sea muy modestamente, al avance de la educación y al progreso de la cultura”; como citara el propio Maestro Ballesteros. Fueron maestros forjadores de maestros.
Fotografías tomadas de:
http://www.correodelmaestro.com/anteriores/1999/junio/2anteaula37