Fuera del esquema acostumbrado de columna encontré esta información que considero debe compartirse y tomarla con el nivel que la respalda.

La manipulación” de José Humberto Choza Gaxiola publicada en “Debate” , es una valiosa serie que esta columna ha seguido con verdadero interés, nos da un panorama completo de lo que está ocurriendo en México con la desinformación que a diario recibimos en las acciones que por venir de fuentes oficiales se da por cierta, hoy sólo tomamos esta cuarta parte y última que nos lo muestra de manera inteligente.


“Además, intentaré dar respuesta acabada a la pregunta del Lic. Fernando Diaz de la Vega: ¿Cómo se manipula un país? Ya dije que lo primero es conseguir que el ciudadano se convierta de alguna manera en “auditorio”, lo cual quiere decir que se despertó el interés de la sociedad, y después lograr que este auditorio sienta la sensación de que existe una alarma, un fuerte peligro, pues. Aunado a esto, dicha alarma tiene que estar acompañada del sentimiento de que se va a perder “un algo” sumamente vital para el receptor.


Además, este auditorio, tiene que pasar de grupo a masa. Esto se ve muy claro en un partido de fútbol de grandes ligas, en un gran festival, en los desfiles y en cualquier tumulto. Salta la pregunta, ¿cuándo deja, el auditorio, de ser grupo para convertir en masa? Característica, esta última que es mucho más fácil de manipular. Que al final de cuentas es lo que pretende el manipulador. Otro ejemplo, para mayor claridad, y volviendo al fútbol, pero de escolares, en dónde por lo general sucede lo siguiente: al principio los infantes, actúan formalmente; hacen muy ordenadamente lo que se le indica el entrenador, mantienen las posiciones de los delanteros, defensas y portero, las reglas se respetan. En este ambiente infantil, esto resulta muy problemático mantener el orden. El ardor del juego hace que de repente se lancen todos detrás del balón. Observando este pequeño fenómeno, desde la psicología social, se puede decir que han abandonado sus funciones de “categoría y de rol”, las reglas de disciplina palidecen: el grupo se ha convertido en masa, sin que se haya variado el número de participantes.”

Sobre el tema de la manipulación emocional, la Lic. En Psicología Gema Sánchez Cuevas, en un artículo publicado en su blog y revisado y actualizado el pasado 30 de abril, nos menciona: “Desde una perspectiva psicológica, la manipulación emocional es todo un arte que conlleva no sólo ocultar malas intenciones o comportamientos agresivos, sino también la habilidad de identificar las vulnerabilidades emocionales del otro, para luego poner en marcha las mejores estrategias con el fin de manejarlo.

De manera que el manipulador juega con las emociones de su víctima con el único objetivo de salirse con la suya y de que se cumplan sus deseos, estableciendo una relación de poder encubierta, siendo en muchos casos un acto claro de violencia psicológica. Así, el resultado final es conseguir que el otro no confíe en lo que piensa, hace o sienta, deteriorando su imagen de competencia emocional e intelectual.

Los manipuladores (…) Suelen ser personas muy hábiles con las palabras capaces de dirigir las conversaciones hacia puntos claves que generan en el otro, actitudes de sometimiento o culpa. Incluso, muchos de ellos poseen un gran repertorio de habilidades sociales que utilizarán para encantar a la persona que más adelante será su víctima.

Este tipo de personas también dominan la comunicación no verbal por, lo que en ocasiones tan solo será necesario un pequeño gesto o silencio para influenciar al otro. Pero en lo que verdaderamente los manipuladores emocionales tienen una maestría, es en la detección del talón de Aquiles de sus víctimas, es decir, identifican con gran facilidad cuáles son los puntos débiles y vulnerabilidades de las personas que los rodean.

Además, tienen la necesidad constante de sentirse admirados y poseen grandes ansias de poder y es así como establecen sus relaciones, ejerciendo el rol de persona dominante, aunque en su interior son sumamente inseguros como afirma la psicóloga estadounidense Susan Foward.

De hecho, no siempre son conscientes de sus estrategias ya que normalmente aprendieron desde niños a utilizar el poder para exigir a los demás. Mecanismo peligroso para establecer vínculos con los demás cuando se utiliza por costumbre porque como decía Voltaire "la pasión de dominar es la más terrible de todas las enfermedades del espíritu humano”

Google News