En los años de la Exposición y Feria del Caballo, surgió la competencia de Texcoco con su Raza Azteca, que apropósito de dichos bien le quedaba uno: “muy bonito pa’ pasear, pero manco pa´ charrear”, no sé si así sería. Pero la oportunidad de platicar con buenos charros y mañosos del caballo, me llevó a seguir coleccionando dichos, entre ellos de viejos caballerangos, los hermanos Sánchez, El Ratón y el Cacahuate, por ahí el Lic. Jorge Rojo García de Alba y los amigos charros de Huichapan y de aquí, seguro sabe de ellos. Leímos en los archivos de las familias Montaño, el personal de Rafael Islas, el Ingeniero Rodolfo Ruiz Pérez y su Hermano el General Leobardo; Aquilino Aguilar que ya empezaba y Quico Terán de Huejutla, no tan Charro, pero bueno para capar y descornar cebúes de la huasteca o las pinturas de Ernesto Icaza, que en Hidalgo algunas de ellas nacieron.

Los Samperio, Rodolfo García, sus hijos Esperanza y Rodolfo; familia Aguilar, Ventura Meneses, considerados en reciente publicación de Luis Alejandro Ríos Estrada en el libro Pachuca de ediciones de Milenio.

Material que me llevó a escribir un intento de diccionario del color del caballo mexicano y en esos tiempos algunos artículos para prensa con esos temas y como llegaron a reunirse, junto con anécdotas y otras pláticas con amigos charros y una amplia bibliografía.

Mi desmemoria no me permite recordar nombres pero no así las historias y sucede que en alguna inauguración de una fiesta charra de un 14 de septiembre en el viejo lienzo Nicolás Romero de Pachuca, el de allá casi de las orillas de la ciudad de aquellos años, hubo un gobernador, arquitecto, que inaugura el evento a caballo, se planta en medio del lienzo y pide el micrófono, en aquel tiempo los inalámbricos no se veían, el caballo se le dio de lado y así fue que el cable del micrófono se le enredó en las patas, y algún guasón del público le gritó: “...mucho por ese pial… y sin alebrestarlo mi gober”, grito que resonó en el silencio preparativo del discurso que no sabemos si enojó al Sr. Gobernador que empezó su mensaje de inauguración “pialado”.

En otra historia, un Presidente Municipal catrín, en un desfile charro, que manos le faltaban para agarrarse de la cabeza de silla, alguien por ahí soltó este dicho “quien nunca vaquero, jamás caballero” y otro amigo en el desfile dijo bajito “Algunos montan a caballo solo pa’ que no los muerdan los perros”

Y por ahí una más de los resultados de la grilla política en las elecciones municipales de algún lugar cercano a Pachuca, uno de los candidatos era charro y de los buenos, y sus enemigos políticos imprimieron unos volantes con este dicho: “Por un clavo se pierde una herradura, por una herradura un caballo, por un caballo un caballero, por un caballero un campo, por un campo un reino y por un mal candidato se pierde un municipio; ni fue mal candidato, el municipio no se perdió y a este amigo charro le hicieron homenajes nacionales como Charro Completo y en estas historias vemos entrelazadas, maneras de gobernar y nuestras tradiciones septembrinas

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