Entre la clase trabajadora del Altiplano hidalguense hay incertidumbre; el epicentro del problema es la zona industrial de Ciudad Sahagún, sitio del que cientos de personas fueron despedidas de sus empleos.

No hay cifras oficiales, sin embargo, entre la población originaria de Sahagún, Emiliano Zapata, Apan, Zempoala, Tlanalapa y Almoloya, se dice que podrían sumar más de mil quinientos trabajadores que fueron dados de baja.

Ellas y ellos pertenecían a la nómina de las empresas tractoras internacionales, y muchos más laboraban para las Mypimes (micro, pequeñas y medianas empresas) instaladas en ese corredor.

La debacle comenzó hace tres meses, como consecuencia de las decisiones económicas de Donald Trump, presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, que hasta hoy, siguen “sacudiendo a la economía global”, incluido Estados Unidos.

Hasta ahora, la decisión que más ha impactado negativamente a Ciudad Sahagún, es la imposición de aranceles al acero y aluminio, al ser el primero, la materia prima de la industria metal-mecánica, vocación que por décadas ha distinguido a esa región hidalguense.

Voces de la cúpula industrial en la región, me han revelado que la caída de la industria ferroviaria impactó en las ventas, las operaciones, las compras, la maquila y el empleo, que permitían el dinamismo en esa región hidalguense.

Greenbrier, una empresa tractora internacional que llegó a Ciudad Sahagún en 2004, es una de las más afectadas, dada la temporal paralización del mercado ferroviario en Europa, Estados Unidos y otros países, ante la incertidumbre por los precios del acero.

En aquella ciudad del Altiplano, los industriales saben que las ventas de Greenbrier se desplomaron, que los proyectos de exportación están detenidos, y que de esa empresa ha sido el mayor número de personas despedidas, lo mismo obreros que supervisores y especialistas que laboraban en diferentes áreas de producción.

Para los propietarios de las pequeñas empresas asentadas en Ciudad Sahagún el “nerviosismo” es mayor, toda vez que Greenbrier, se sabe, desarrolla una reconfiguración de sus plantas y procesos productivos, lo que permitiría a esa internacional no depender de las maquiladoras hidalguenses y, por tanto, los locales también se quedarían sin trabajo.

Que los vagones del tren México-AIFA-Pachuca, se fabriquen en Alstom, otra de las empresas tractoras instaladas en Sahagún, sería bueno, un importante “paliativo” que reactivaría principalmente los trabajos en esa planta, pero no la solución al desempleo creciente por el que atraviesa esa zona industrial.

Hace algunos años, tuve la oportunidad de participar en una recepción, que en Sahagún se hizo a John Ciaccia, entonces Primer Ministro de la Provincia de Quebec; Ciaccia estuvo en Hidalgo, para celebrar que la canadiense Bombardier adquiría Concarril, una paraestatal “asfixiada” por el sindicalismo y las “torpes” decisiones gubernamentales que la tenían en números rojos; Pero Bombardier vendió sus activos a Greenbrier y a Alstom, hoy casi paralizadas.

Es evidente que para las grandes empresas trasnacionales el actual es tiempo de “vacas flacas”, lo que mantiene en vilo a los trabajadores y sus familias en el Altiplano.

SE LO PONGO POR ESCRITO

2025; Y resulta que la cervecera de Apan, resultó ser un “espejismo”, para los cebaderos y para las fuentes de empleo, casi inexistentes.

¡EL UNIVERSAL HIDALGO ya está en WhatsApp!, desde tu dispositivo móvil entérate de las noticias más relevantes del día, artículos de opinión, entretenimiento, tendencias y más.

Google News