Por legitimidad, Andrés Velázquez Vázquez, debiera ocupar un escaño y ser el representante de Hidalgo ante el Pacto Federal; sin embargo, un acto de “generosidad política” lo llevó a ceder ese espacio en 2018.

Pese a que 661 mil hidalguenses, cruzaron a su favor la boleta electoral, en la que aparecía su nombre junto al de Julio Menchaca, como aspirantes al Senado, Velázquez declinó apenas unos días antes de los comicios del uno de julio de ese año, para respetar así un “pacto de caballeros”.

Tres años atrás, en noviembre de 2015, tomó junto Menchaca una decisión que, con el tiempo, les llevaría a construir un proyecto político para Hidalgo.

En el principio estuvieron políticamente solos y el camino trazado no fue fácil; pues en las votaciones municipales de 2016, ambos supieron lo que electoralmente significaba una derrota.

En junio de ese año, reunieron las firmas y requisitos que les permitieron competir en calidad de ciudadanos independientes y sin partido por la alcaldía de Pachuca, buscaron la presidencia en sus calidades de propietario y suplente respectivamente, sin lograr el objetivo.

La “generosidad política” de Velázquez, fue reconocida en 2018, al regresar a su “cuna” laboral, que es el sector agrario, y ocupar la procuraduría del ramo con sede en Hidalgo.

Tras concluir su gestión como presidente de la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo de Pachuca, la Canaco Pachuca, permaneció en sus actividades de comerciante en la vetusta calle de Doria.

Una huelga de hambre, que Andrés Velázquez protagonizó en el Centro Histórico de Pachuca, fue su instrumento para denunciar la falta de sensibilidad de las autoridades municipales, frente al comercio formal que paga impuestos y genera empleos; en respuesta, la dirección de Reglamentos le clausuró sus comercios, modestos por cierto.

La vida, que es también una suerte de “rueda de la fortuna”, ha puesto al también licenciado en Desarrollo Agropecuario, en la condición de convertirse por un periodo de tres años en Presidente de la Junta de Coordinación Legislativa del congreso local, que se renovará en septiembre próximo.

Recientemente el “carro completo” de Morena, que ocupará los curules locales, determinó nombrarlo su coordinador en la que será la LXVI legislatura hidalguense.

Si las decisiones transitan como hasta ahora, Velázquez, en su calidad de líder del congreso, tendrá que romper con el estigma que ha marcado a los diputados, acusados históricamente de pedir el voto y no regresar a los distritos en los que fueron electos.

Bajar de sus alfombras a diputadas y diputados, tal vez sirva para erradicar la arrogancia prevaleciente en un “palacio” legislativo, donde inscribir nombres con letras de oro en los muros del congreso se convirtió en prioridad de algunos.


¿Será que los hidalguenses veamos un congreso local itinerante, que sesione a partir de septiembre lo mismo en la Huasteca que en el Valle del Mezquital, la sierra Gorda, o la Otomí Tepehua?


Si ocurriera algo así, las diputadas y diputados entrantes, podrían atender la esencia de un representante popular que escuche y esté cerca de la gente.

Y no es mucho pedir.

SE LO PONGO POR ESCRITO

Son amplias las posibilidades de que el Instituto Estatal Electoral de Hidalgo desaparezca; el organismo “navega” en el tren de los OPLES que podrían expirar, si ocurre una profunda reforma que elimine “jugosas becas” de la excesiva burocracia electoral.

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