Los efectos de las lluvias recientes, que han provocado estragos en diferentes regiones del estado, son en buena medida, consecuencia de una deficiente planeación y crecimiento desordenado de los municipios y asentamientos humanos.

La confluencia al sur entre Pachuca y Mineral de la Reforma, tienen puntos proclives a inundaciones, deficiencias urbanas que año con año, afectan severamente a las familias que radican en esos sitios.

En la capital del estado, Matilde, San Antonio, Explanada y Real de la Plata cuando las lluvias arrecian, el agua se anega y crece, provoca daños, pero pasado el temporal, la autoridad local sufre de amnesia.

No es recurrente, sin embargo, en días pasados, el primer cuadro de la capital, en calles como Ocampo, Morelos, Hidalgo y en los alrededores de la plaza Independencia, trascendieron imágenes de severos encharcamientos, que a muchos llevaron a recodar la tragedia ocurrida en Pachuca hace ya 75 años.

Algo similar sucede en Tuzos, Chavarría, Carboneras y la Providencia, desarrollos habitacionales asentados en Mineral de la Reforma, donde las deficiencias o inexistencia incluso del drenaje pluvial, han provocado inundaciones con aguas fétidas en múltiples viviendas.

Pese a ello, y sin minimizar la magnitud de las afectaciones enunciadas, el centro de la preocupación en estos momentos está en el municipio de Tula de Allende, donde el agua proveniente del municipio de Jilotzingo, Estado de México, ha provocado la movilización de distintos organismos y dependencias.

El llamamiento a los pobladores de esa localidad a permanecer en estado de alerta, y la adecuación de albergues públicos, a cargo de instancias de Protección Civil, abren las páginas de la tragedia ocurrida en septiembre del año 2021, evento en el que perdieron la vida 16 personas, según las cifras oficiales.

Si bien hay apoyos que llegan de la federación o del estado a los sitios de riesgo para paliar las eventualidades, en realidad son eso, paliativos para atender afectaciones sólo en tiempos de emergencia.

El problema en realidad es para los municipios, pues al tratar de implementar soluciones de fondo, carecen de los fondos financieros que les permitan construir las obras de drenaje necesarias, tanto pluvial como sanitario.

Y si a esta problemática se suman las decisiones erróneas, derivadas de la corrupción en los municipios, el problema se agudiza.

Así pasa, por ejemplo, en el boulevard Ramón G Bonfil, uno de los sectores geográficamente más bajos de la capital, donde los nuevos desarrollos (de alta plusvalía) fueron construidos como una especie de “tapón”, que obstruye el cauce natural del agua.

Apenas estamos en septiembre, y de acuerdo a los especialistas, las lluvias habrán de concluir al finalizar noviembre, ojalá que la autoridad se anticipe para evitar se repitan tragedias que nadie jamás desea.


SE LO PONGO POR ESCRITO

Y pese a la lluvia intensa, decenas de miles se quedaron la noche del Grito en la remodelada plaza Juárez… y para muchos valió la pena.


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