La mañana gris del martes 9 de julio, Yahir “N”, un adolescente de apenas 15 años, que estudiaba en una secundaria pública de Hidalgo, fue encontrado al interior de su vivienda con un cordón atado al cuello.

Sus familiares, al percatarse de la escena, decidieron retirar la soga que sujetaba al menor y llevarlo con urgencia al Hospital General de Pachuca, sin embargo, Yahir había muerto.

Versiones de familiares y amigos, acusaron que el suicidio del menor, habría sido producto de la recurrente violencia psicológica y emocional ejercida contra él, por parte de Pilar “N”, una prefecta adscrita a la secundaria número 9, enclavada en la colonia La Raza de Pachuca.

En su legítimo derecho de exigir justicia, decenas de padres de familia, que protestaron a la entrada de la secundaria Manuel Fernando Soto, afirmaron que el director, Miguel “N”, tenía conocimiento de la conducta de la prefecta, pero jamás actuó para frenar la violencia contra el alumnado.

La semana pasada, mientras miles de estudiantes de educación secundaria en Hidalgo, asistían a su ceremonia de graduación, Yahir era sepultado en el panteón municipal de Pachuca.

Cuatro meses antes, tras permanecer internado algunos días en el hospital de Actopan, falleció Adriel Moreno Mejía, un menor de apenas once años, que cursaba el sexto año de primaria.

El pasado siete de marzo, Adriel fue tirado al piso y pateado por dos de sus compañeros al interior de la escuela primaria Benito Juárez, enclavada en la comunidad Xitzo, que se ubica en Santiago de Anaya.

Al momento de la agresión, Flor Isela Percástegui, maestra del grupo, estaba fuera del aula, y según testimonios, fue Rufino Jiménez, director de la primaria, quien levantó al menor, pero en vez de canalizarlo para ser médicamente atendido, como establecen los protocolos, llevó y dejó al niño en su domicilio.

El 12 de marzo, cinco días después sobrevino la tragedia; tras los hechos de violencia, Adriel fue declarado muerto por traumatismo craneoencefálico.

Adriel ya no pudo obtener su certificado como si lo hicieron miles de estudiantes de primarias públicas de Hidalgo.

Un tercer caso de violencia escolar, documentado ante las autoridades, fue contra Miguel Ángel García Plata, un niño de escasos 7 años, que el 27 de febrero cursaba el segundo grado en la primaria Juan Escutia, ubicada en Mixquiahuala.

Las declaraciones vertidas en la carpeta de investigación, señalan que Miguel Ángel fue agredido con un vidrio, lo que le perforó una córnea y derivó en la pérdida del ojo.

Los hechos de violencia, ocurridos en escuelas públicas de Hidalgo, registran también lo ocurrido contra Kevin “N” que, en septiembre del año 2022, recibió el golpe de una piedra en el pecho, mientras transcurría el receso en la escuela primaria 20 de noviembre, ubicada en San Antonio, comunidad de Francisco I. Madero; aunque según los dictámenes médicos, su muerte habría obedecido a otras causas.

Es oficial que las investigaciones en cada caso han sido judicializadas, aunque hasta hoy, nadie ha pisado la cárcel, pues la ley en la materia, establece hasta 6 años de prisión para quien o quienes resulten responsables.

Así, marcado por la tragedia, es que el ciclo escolar ha llegado a su fin.


SE LO PONGO POR ESCRITO

Hay optimismo, en el sector empresarial de Hidalgo, tras las declaraciones vertidas en materia económica, por la doctora Claudia Sheimbaum, virtual presidenta electa de México.

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