Que se desarrollen operativos de revisión, para garantizar la seguridad en bares, antros y centros de diversión vespertina y nocturna, ubicados en la capital, en específico, en la denominada Zona Plateada, es bueno.
Que en estos operativos a cargo de mandos policiales en los que oficiales de las fuerzas de seguridad presumiblemente violentan la integridad de las personas es malo.
Peor aún, que las instituciones responsables de velar por los derechos de las y los hidalguenses, minimicen o de plano nieguen, que los derechos humanos de las personas sean vulnerados durante estos operativos.
Le expongo, al sur de la capital, cada fin de semana, “florece” la vida nocturna y sitios como la avenida principal de la Zona Plateada, se iluminan profusamente.
Luces destellantes, música, ruido, saturación en el tránsito vehicular, “arrancones”, fiesta y hasta riñas, son algo común en el popularmente llamado “corredor de las cantinas”.
Cientos o tal vez miles de personas, en su mayoría jóvenes adolescentes, participan de la vida nocturna en el lugar, y no es motivo que escandalice, pues, por el contrario, obliga a las autoridades a vigilar la zona de forma estricta y permanente para evitar tragedias.
Un ejemplo son los hechos ocurridos al interior del tristemente célebre “Ay Jalisco no te rajes” y forman parte del registro “negro” del lugar.
Del operativo de seguridad, efectuado el pasado fin de semana, una serie de videos y fotografías fueron difundidos por los usuarios en las redes sociales casi en tiempo real.
En las gráficas digitales, se aprecia, por ejemplo, que personas con uniformes oficiales, presuntamente “arrancaban” los sistemas de monitoreo y videovigilancia en los establecimientos objeto de la verificación.
De igual forma, en algunos videos que circularon en las redes, se aprecian forcejeos y conatos de violencia entre la clientela, los trabajadores y los oficiales de seguridad.
Es difícil, supongo, que las tareas de revisión a esos centros sean completamente tersas, sin embargo, para la realización de ese tipo de eventos debe haber protocolos que obliguen a salvaguardar la integridad de las personas.
Hasta ahí, casi todo estaría bien; sin embargo, para justificar la presunta efectividad de los operativos y dar cuenta de anomalías existentes, es que se habría incurrido en la “siembra” de enervantes, con el propósito de sustentar probables delitos.
Luego entonces, inhabilitar los sistemas de videovigilancia para evitar evidencias de las revisiones, y “sembrar” sustancias ilícitas en algún sitio de los locales, son hechos que contradicen el discurso de la Comisión de Derechos Humanos, que presuntamente, a través de su personal, dio seguimiento a esas acciones.
Pero lo peor no queda ahí, pues hay datos que ventilan la complacencia del municipio, para la posible entrada en operación de cuatro nuevos antros en la zona, lo que vendría a “reforzar” la vida nocturna en el llamado “corredor de las cantinas”.
Insisto que los operativos de seguridad indudablemente son necesarios; ojalá y se extiendan a los llamados “giros negros” que conforman el ya famoso “corredor de las caricias”, porque ahí sí, la trata de personas, la portación ilegal de armas, así como el consumo y venta de drogas, parecen formar parte de un “intocable” negocio.
SE LO PONGO POR ESCRITO
Hay en Hidalgo un candidato de Morena a alcalde que es cercano, cercanísimo a la candidata presidencial y que se conduce con extrema discreción sobre el tema, pues no utiliza esa relación como bandera; de ganar a su municipio le iría bien, supongo.