Si las agendas, tanto presidencial como del Ejecutivo hidalguense no se modifican, en pocos días se estará inaugurando el nuevo tramo carretero, que comunica a Mineral del Monte con Huasca de Ocampo, dos Pueblos Mágicos enclavados en la montaña.
Esta obra de infraestructura, si bien fue ejecutada por la Federación y corresponde al proyecto nacional de comunicaciones terrestres, tanto el inicio de los trabajos, como la puesta en operación, ocurren en la administración del gobernador Menchaca.
Insisto en que esta obra es parte de un programa nacional carretero, que incluso, trasciende a los periodos sexenales, y sin importar colores o gobiernos, la nueva carretera corresponde a los proyectos de desarrollo económico del país.
Fue en la Hacienda Venta de Guadalupe, en junio del año 2017, cuando al presentar el programa “Viajemos por México”, entre danzas de los “cuernudos” de Calnali, que Enrique de la Madrid Cordero, entonces secretario de Turismo de México, conoció el proyecto carretero Real del Monte- Omitlán – Huasca de Ocampo; decenas lo atestiguamos.
La red incluiría túneles, puentes, pasos a desnivel y la ampliación a cuatro carriles de 15 kilómetros de carretera, aunque para ese tiempo, se vislumbró la posibilidad de que ese tramo de autopista sería de paga, lo que socialmente nunca fue bien visto.
Ya en el sexenio pasado, al finalizar enero del 2020, el hidalguense, Arturo Herrera Gutiérrez, entonces secretario de Hacienda de México, anunció el Plan Nacional de Infraestructura, que incluía esa construcción carretera.
Pero la pandemia, producto del coronavirus Covid 19, frenó ese y otros proyectos, de tal suerte que los trabajos formales, comenzaron en el gobierno de Julio Menchaca.
La obra, como muchas otras, no sólo fue cuestionada por la intención inicial de que fuera de paga, sino por las dificultades en sus procesos de construcción.
Lamentablemente, el andamiaje costó la vida de algunos trabajadores, como también sucedió, lamentablemente, durante la construcción del puente ubicado en la intersección Río de las Avenidas con el boulevard Rojo Gómez, en el gobierno de Francisco Olvera.
Sobre el impacto ambiental, lo mismo se generaron cuestionamientos y compromisos de restauración ecológica, pese a ello, la obra está concluida, a diferencia del Libramiento Ixmiquilpan, que fue un compromiso presidencial de la administración Peña Nieto, que jamás avanzó un solo metro, dada la negativa de grupos comuneros, donde se acusó la imposición de “abusos y costumbres”.
Alguna vez, Carolina Soto Rojas, entonces directora de Desarrollo Urbano en Hidalgo, me aseguró que “los caminos detonan el desarrollo de los pueblos”; En mi experiencia como reportero, constaté que Adolfo Lugo Verduzco, como gobernador, construyó los bulevares Nuevo Hidalgo y Ramón G. Bonfil; Que Jesús Murillo Káram, tuvo la visión para ampliar la carretera Pachuca-Actopan-Ixmiquilpan, así como la Pachuca-Tulancingo, construir el boulevard Colosio y el Corredor de la Montaña.
Que Miguel Osorio amplió el Río de las Avenidas y edificó distribuidores viales, acciones secundadas por Olvera y Fayad en sus mandatos; Ahora, en la administración Menchaca, se entrega una moderna obra, que para el turismo y la economía advierte tiempos mejores.