Miércoles 10 de octubre, año 2007; Una multitud enardecida en Zimapán, apedrea con furia el vehículo en el que viajaban Ramón Ramírez Valtierra y David Penchyna, entonces secretarios de Planeación y Desarrollo Social del gobierno de Hidalgo.

Los hechos ocurren muy cerca del estadio de beisbol Mineros, sobre la vía de acceso a la cabecera de este municipio, enclavado en la sierra Gorda.

Una decena de reporteros, somos testigos de la retención violenta de Eusebio Aguilar Francisco, entonces presidente municipal, así como de Federico Vera, que fungía como director de Gobernación.

La turba, que somete a los funcionarios, los hace caminar hasta el punto donde se concentraban decenas de manifestantes, que incitados por el grupo denominado “Todos Somos Zimapán”, opositor a la instalación de un confinamiento de residuos industriales, pedían que los lincharan.

En medio de la confusión prevaleciente, representantes de la prensa, que cubríamos los acontecimientos, localizamos a organizadores de la manifestación.

Las cabezas visibles en ese momento eran José María Lozano y Erick Marte Rivera; En sus primeras declaraciones, ambos líderes del presunto grupo “ambientalista”, nos aseguran que su lucha pretendía evitar la contaminación de Zimapán, y que el movimiento no tenía fines políticos y tampoco económicos.

Pero las declaraciones de ambos se cayeron con el paso de los días, toda vez que grupos como el “Barzón” y “Machete-Arte”, ajenos a la vida de este pueblo, se involucraron en el conflicto y lanzaron la sentencia que “en Zimapán correrá sangre”.

Años más tarde, los supuestos “defensores” del medio ambiente, se hicieron del poder político en la zona, pues José María Lozano se convirtió en alcalde de Zimapán, mientras que Erick Marte asumió una diputación federal, al amparo de PRD y del PAN, respectivamente.

El ascenso al poder de estos y otros personajes, evidenció que el conflicto “provocado” en Zimapán, tenía de fondo intereses económicos y fines políticos.

18 años después la historia se repite; Un grupo de personas llega a Zimapán, bajo el argumento de pertenecer al Sindicato del Cemento, que pretende despojar a transportistas de sus fuentes de empleo.

Es noviembre del 2024 y las empresas mineras que ahí operan advierten que cerrarán sus puertas, mientras helicópteros que sobrevuelan el municipio, lanzan propaganda que anuncia que el sindicato foráneo, tomará el control del transporte de carga en Zimapán.

Es el mismo grupo que recién bloqueó con vehículos pesados diferentes puntos de la zona metropolitana y otros lugares, bajo el supuesto de exigir justicia para dos menores, ante un hecho que se ventila en tribunales federales.

Organizaciones de carga y transporte del municipio, hoy señalan que gente afín al partido Verde, “mece la cuna” en este drama.

Los intereses políticos y económicos descubiertos en este problema, ya unieron a la población zimapense, que reprueba el lucro de una tragedia, donde el avance de las investigaciones podría apuntar hacia otros actores.

SE LO PONGO POR ESCRITO

Y en este conflicto legal que dañó a dos menores, hay quienes ven erróneamente a Zimapán como tierra fértil, donde su gente será eternamente rehén de intereses miserables; Pero ya no.

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