La marcha y protesta en el Día Internacional de la Mujer que se llevó a cabo el sábado pasado en la capital hidalguense dejó de ser un escaparate para alzar la voz y hacer denuncias, al registrarse algunas fricciones entre las participantes y los representantes del orden.

A diferencia de otros años, que las marchas se desarrollaron en tranquilidad, este fin de semana hubo algunas acciones, aunque no graves que hasta provocaron la detención temporal de algunas activistas.

El año pasado se había presentado un acto reprobable, donde un sujeto a bordo de un automóvil desafió a las marchistas, lo que provocó un acto violento donde el hombre llevó las de perder. Sin embargo ese hecho aislado no afectó en nada la marcha, pese a que fue difundido por diferentes medios de comunicación.

Este año la manifestación había transcurrido en calma, más de 6 mil mujeres de todas las edades, caminaron por las principales calles de Pachuca para alzar la voz, como ocurrió en casi todos los estados del país.

Las pancartas exigiendo justicia por feminicidios y denunciado actos de violencia de pareja, vicaria o económica en el caso de los deudores alimentarios fueron parte del grito popular.

Sin embargo contrario a los años anteriores existió un factor que pudo ser un detonante del enojo y actos violentos: las vallas metálicas que amurallaron El Reloj Monumental y Palacio de Gobierno.

Tras llegar el contingente a la Plaza Independencia, algunas manifestantes destrabaron el muro de acero del Reloj, hicieron pintas y rompieron una puerta, pese a todo, no hubo mayores daños pues las mujeres no les interesó vandalizar el interior del recinto histórico.

Luego de su llegada a la Plaza Juárez, las manifestantes se volvieron a topar con la muralla de acero que resguardaba el edificio de Gobierno.

Muchas mujeres aprovecharon las vallas para colocar sus consignas en cartulinas o imágenes de personas que denunciaban por violencia. Sin embargo algunas de las manifestantes quisieron traspasar el muro, pero del otro lado se encontraban elementos policiacos que no las dejaron pasar y las propias vallas metálicas se convirtieron en botín de ambos lados, unas para abrir huecos y entrar y otras para seguir amurallando el recinto.

El uso de extintores para apagar el fuego de cartulinas quemadas y dispersar a las mujeres generó un clima tenso que si bien no provocó un enfrentamiento directo, si hubo mucho enojo de las manifestantes.

La llegada de elementos policiacos masculinos lejos de calmar la situación la puso más tensa, sobre todo tras la detención de tres activistas, por lo que el clamor se centró en su liberación.

Gracias a la intervención de representantes de la Comisión de Derechos Humanos, se logró que dos de ellas fueran liberadas, sin embargo una tercera ya transcurrida la tarde.

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