Desde tiempos de los abuelos o hasta bisabuelos, la Semana Santa ha sido un día sagrado para muchos cristianos, pues es sinónimo de reflexión, meditación y conectarse con su religión, pero para otros es una semana de gozo, diversión y descanso, donde el derroche de dinero y los excesos están presentes.

La apuesta turística para este fin de semana era muy atractiva en el estado de Hidalgo, pues millones de personas llegaron de distintos municipios o estados vecinos para disfrutar de las ofertas que la entidad brindó en Semana Santa.

La principal apuesta en estas fechas fueron los balnearios y las representaciones religiosas que se llevaron a cabo en diferentes puntos, entre ellos Pachuca, Tulancingo, Acatlán, la Huasteca y otros municipios que realizaron el Viacrucis que congregó a gran cantidad de fieles católicos.

La llegada de turistas fue una importante inyección de recursos a la economía de Hidalgo, pues los hoteles, restaurantes, sitios de interés y comercios se vieron beneficiados con las vacaciones de Semana Santa.

Pueblos mágicos y sitios de interés turístico como los balnearios, recibieron a miles de paseantes, sitios tradicionales como las grutas y pozas de Tolantongo, los balnearios de la zona de Ixmiquilpan, o las zonas boscosas de Huasca o Mineral del Chico, que por su cercanía con la Ciudad de México se convierten en sitios idóneos para visitar en pocos días.

Según la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo (Canaco Servytur) de Pachuca, se tenía calculada que para el estado de Hidalgo habría una derrama económica de más de 30 millones de pesos y se alcanzaría una cifra de 2 millones de visitantes.

Por tal motivo casi a marchas forzadas se terminó hace algunas semanas el tramo de la carretera Pachuca-Huasca, para que los turistas viajaran por esta vía y visitar con comodidad los puntos turísticos de esta región de Hidalgo. Lo malo: los derrumbes de los cerros volvieron a presentarse tras las primeras lluvias, por lo que se tuvo que desviar el tráfico hacia la antigua carretera por ser más segura. Afortunadamente no hubo desgracias personales.

Por otro lado la gran afluencia en algunos sitios clásicos, lejos de beneficiar, provocó estragos ecológicos, como lo fue el manantial de Ventoquipa que pese a las restricciones para que los bañistas no tiraran basura y evitar la contaminación, las aguas cambiaron su tonalidad con cientos de personas que se metieron a los manantiales, además de arrojar desechos.

Este lunes, la normalidad regresa a Hidalgo como en otros estados del país, miles de empleados de gobierno y ciudadanos comunes vuelven a sus actividades y a su “rutina”, sin dinero en el bolsillo. ¿Pero lo bailado quién se los quita?

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