Alguna vez, escuché al ultradefensivo director técnico uruguayo Luis Garisto decir algo así: “El futbol es el único deporte donde sales a la cancha y ya tienes algo ganado. Sería un boludo si dejo escapar lo que ya me regalaron... Ese empate no me lo sacan del bolsillo”. Y sí, sus equipos no generaban espectáculo, pero rara vez perdían, y —por lo tanto— medianamente conseguían sus objetivos. Muy querido en los equipos que dirigió, tanto en Uruguay, como en Argentina y México, Garisto se retuerce hoy en la tumba tras la reciente propuesta de Gerard Piqué, donde sugiere castigar la falta de gol en los partidos:
“El gol es lo que entretiene más en un partido, no puede ser que vayas a un estadio, te gastes 50, 90, 100, 300 euros en una entrada para un partido de Champions y este termine cero–cero... Propuesta estúpida para valorarla: Terminaste cero–cero, pues cero puntos para los dos. ¿Qué pasaría? Al minuto 70, se abriría el juego”.
No sé si es una propuesta estúpida, pero merece ser analizada. El futbol tiene dos facetas fundamentales: Defender y atacar. Ambas requieren de muchísimo estudio y entrenamiento. Dicen que destruir es más fácil que construir, aunque los castigos cada vez son más severos para quienes rompen de manera constante con el juego; por lo mismo, cada vez es más complejo guardar un cero en la portería propia.
El cero–cero no es lo más atractivo, pero tampoco lo más detestable. Por lo general, en un encuentro existe un equipo que propone y uno que responde.
Dentro de la propuesta de Piqué, en el podcast de Íker Casillas, se les olvidó algo muy importante: La enorme diferencia de presupuestos y el valor de las plantillas de los equipos que se enfrentan. Con los cinco cambios que, desde 2020, se permiten en el futbol, aquellos equipos que cuentan con jugadores de mayor calidad en la banca, sacan ventaja conforme avanza el partido y se realizan las modificaciones. Un partido que va cero–cero, entre el colero de la Liga española y el líder, no podría abrirse como supone Piqué, simplemente porque el puntero incrementará su potencial con los cambios realizados y el último, a lo mucho, refrescará el rendimiento físico, pero estaría sentenciado si decide buscar la anotación. Obvio, para Piqué y Casillas, que piensan en el Barcelona y el Real Madrid, la propuesta de castigar la falta de gol resulta muy conveniente. Pero el futbol se compone de equipos pobres y ricos, populares y discretos, llenos de talento y llenos de esfuerzo... Con altas inversiones y presupuestos limitados.
Hace muchos años, Miguel Mejía Barón propuso una medida que me parece interesante para romper la posibilidad de un cero–cero: Cada cinco faltas, castigar al equipo infractor con un tiro libre, sin barrera, desde fuera del área.
De cualquier manera, defenderse es un arte tan válido como atacar. Hace más de 30 años se premió la victoria con tres puntos, en lugar de dos, y se mantuvo uno por empate. Si el futbol otorga la posibilidad de obtener ese punto con un empate, ya es una penalización conforme a la suma por cada triunfo. Personalmente, soy “Equipo Garisto” y no soy “Equipo Piqué” en este tema... ¿Usted?
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