Lunes en la mañana, tras los cuartos de final del, en un puesto de jugos de la Ciudad de México, se armó la plática acerca de los partidos de vuelta. Despachaban dos señores y una chica de mediana edad. Tras un superficial análisis de los juegos que involucraron a Pumas, Cruz Azul y América, mis tres interlocutores coincidían en que hubo arreglo para que Rayados, celestes y Águilas se instalaran en semifinales. La discusión ya no eran los golazos de las enormes figuras con las que cuentan los regios, ni los impresionantes números de Cruz Azul, ni la recuperación de los lesionados de América. No, la discusión era la forma en que habían sido arreglados esos duelos.

Resulta preocupante la manera en que las falsas noticias y absurdas especulaciones en redes sociales han transformado la credibilidad del aficionado. Tres contra uno. Tomé mi vaso de jugo, me despedí y me retiré; no por la discusión perdida, sino por la preocupación de una tendencia que se incrementa y —en muchos casos— parte de la misma “prensa especializada”.

Hace un par de meses, se dio a conocer que la Comisión Disciplinaria de la FMF inició una investigación dirigida hacia los Alebrijes de Oaxaca, en la Liga de Expansión, por supuestos amaños de partidos. Lo extraño es que uno de los dueños del equipo fue quien solicitó la investigación, luego de descubrir un patrón en ciertos juegos que su equipo perdió durante 2024.

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Las apuestas se han convertido en uno de los principales pasatiempos de millones de mexicanos. Una industria multimillonaria. La ecuación salarios bajos, más nulas posibilidades de trascender, más no ascenso/descenso, más avanzada edad, más estadios vacíos, más dinero fácil, aumenta la posibilidad de tener casos de amaños en la Liga de Expansión, que no necesariamente deben darse con el resultado, sino con simples tiros de esquina, por ejemplo. Un asunto extremadamente delicado que, de comprobarse, debe sentar un precedente ejemplar en nuestro país, donde —hasta lo que recuerdo— no existen antecedentes de castigos a equipos por amaño de partidos.

Ese mismo día, en la misma colonia y a sólo unas cuadras del puesto de jugos, caminaba, cuando de pronto escuché la plática entre cuatro o cinco trabajadores de limpieza, enfrascados en la discusión sobre los semifinalistas. Una vez más, y para mi preocupación, el tema era la incredulidad por los goles que Pumas recibió y el regreso (para ellos imposible) de Cruz Azul sobre Xolos. Su deducción es que tales acciones no podían darse sin arreglos con los jugadores o directores técnicos. Demasiado bueno para ser cierto... Demasiado catastrófico para ser cierto, como si en el deporte no existieran constantemente este tipo de marcadores aparentemente inesperados.

En los puestos de jugos, en los camiones de basura, en las casas de apuestas o en las aplicaciones de los teléfonos celulares, existe la tentación por apostar y la convicción de que los resultados no son legítimos. Una tristeza, sí, pero una irresponsabilidad de quienes tenemos cierta influencia en los medios de comunicación o quienes la tienen en las redes sociales. Queda en nosotros decidir si hacemos algo o dejamos que crezca la falta de credibilidad deportiva.

@felixatlante12

@felixunivision12

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