“Todo está bien hasta que me pregunto si todo está bien”, dijo el filósofo callejero, en uno de esos momentos de confusión y engaño. Y es que, en el futbol mexicano, nos han acostumbrado a aparentar que las crisis son una mera percepción, que las decisiones se toman pensando en todas las partes y que se tiene todo bajo control.
Los mexicanos somos tan extremistas que nuestro villano favorito de ayer, puede ser la víctima nacional mañana. Somos especialistas en ponerle nombre y apellido al culpable de nuestras derrotas y, una vez que lo despiden, condenar a quien le sentenció.
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Nuestra memoria corta nos impide recordar que prácticamente por unanimidad se opinó, tras el fracaso en Copa América, que Jaime Lozano era incapaz (hoy en día) de llevar la dirección técnica de la Selección Nacional en la Copa del Mundo 2026, con resultados decorosos. Se levantó la voz de la indignación cuando el director de Selecciones Nacionales y el presidente de la FMF ratificaron su anterior ratificación a Lozano.
Días después, circula la versión de que Lozano ya no sería más el técnico y su lugar sería tomado por Javier Aguirre. El 16 de julio se hizo oficial la salida y aquellos que lo quisieron fuera, curiosamente se indignaron por haber sido retirado del cargo. Las formas, dicen, porque se aseguró que continuaría sin importar los resultados y porque se le ofreció ser auxiliar del próximo entrenador hasta 2026, para posteriormente de nuevo ser DT rumbo a 2030. La dignidad, dicen, porque después de ser la vanguardia pasaría a ser la retaguardia. Las falsas promesas, dicen, porque “seguramente” no se le respetaría ese contrato inédito de seis años.
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En efecto, la FMF cometió varios errores en este último año. Quizá el más contradictorio es elegir al entrenador nacional, ratificarlo, pero —a la vez— exigirle “apuntalar” su cuerpo técnico, con la elección de un auxiliar de experiencia. Es decir, las preguntas son: ¿Confiaban o no confiaban en Jaime?, ¿consideraban que tenía la capacidad o no? Si no lo había incorporado y se perdió ante Estados Unidos en la final de Nations League y posteriormente Uruguay goleó a México 4-0 en fechas consecutivas... ¿Por qué ratificarlo antes (y después) del único torneo oficial previo al Mundial?
En el futbol, las cosas cambian con singular rapidez, por lo que apresurarse antes de los acontecimientos suele ser un error común. Tanto en el espaldarazo como en la rotunda negativa para aceptar un ofrecimiento, en este caso, sumamente atractivo. Ni entregar el poder, ni restar jerarquía, ni someterse, y mucho menos perder la dignidad. Después de los equivocados procedimientos a Jaime Lozano se le invitó, no solamente a ser parte de este ciclo mundialista, sino a ser el protagonista del siguiente. Nada, pero nada mal.
“Todo está bien hasta que me pregunto si todo está bien”, lo que de inmediato descubre aquello que en realidad no está bien. Los altos ejecutivos de la FMF se hicieron la pregunta, el Jimmy se la hizo también y, por supuesto, hoy nos damos cuenta de que —a menos de dos años de la Copa del Mundo— muy poco está bien.
@felixatlante12 @felixunivision
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