97 homicidios en Ciudad Juárez y 30 en la ciudad de Chihuahua. Una fosa con 13 cuerpos en la reserva ecológica del Parque Nacional El Veladero, en Acapulco.

265 homicidios en Guanajuato y 220 en el Estado de México.

49 asesinatos en diez días en Nuevo León, 21 de los cuales se cometieron entre 26 y el 27 de septiembre.

Hallazgo de cuatro esqueletos en un predio ubicado junto a la carretera a Aldama, y seis personas descuartizadas y metidas en bolsas en un terreno del fraccionamiento Portal del Valle, en Ciudad Juárez.

Dos cabezas abandonadas dentro de vehículos y una más colocada sobre el cofre de un auto en la avenida Ruiz Cortines y en la colonia La Laja de Acapulco, en donde esa misma noche dos personas fueron ejecutadas en el interior de un bar.

Ejecución de tres hombres y una mujer, quienes fueron acribillados en un anexo de Alcohólicos-Anónimos situado en la carretera Fresnillo-Jerez, en Zacatecas. 17 personas más asesinadas en menos de 48 horas en ese estado.

Matanza de seis jóvenes de entre 14 y 18 años que pasaban el fin de semana en un rancho de Malpaso, Zacatecas, y que fueron privados de la libertad por hombres armados que abandonaron sus cuerpos en una zona de difícil acceso.

Noticias sobre tres cortadores de limón que, en Tepalcatepec, Michoacán, fueron atados a árboles y acribillados por grupos de la delincuencia organizada que controlan la extorsión.

Quema de vehículos y narcobloqueos en Michoacán, tras un enfrentamiento que culminó con el abatimiento y la detención de seis sicarios.

Hallazgo de una fosa clandestina, en Tacámbaro, Michoacán, en la que un colectivo de madres buscadoras reporta el hallazgo de más de 40 osamentas arrojadas al fondo de una barranca.

Aparición de los restos descuartizados de 12 personas en distintos puntos de la zona metropolitana de Monterrey, con carteles amenazantes firmados por el Cártel del Noreste y dirigidos a una organización rival.

21 homicidios en solo dos días en Nuevo León.

Asesinato de dos encuestadores de Morena en el municipio de Juárez, en Chiapas y desaparición de uno más.

300 mil personas atrapadas en distintos municipios chiapanecos de la frontera con Guatemala, a raíz de la disputa, por el control de las rutas del tráfico de drogas y de personas entre el Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación: reclutamiento forzado, desplazamientos, incendios, ciudadanos obligados a tomar partido en la disputa entre los cárteles.

Pueblos llamados a efectuar narcobloqueos y a aclamar a las facciones en pugna.

Hallazgo de los cuerpos de siete personas dentro de dos camionetas abandonadas en Cañada de Morelos, Puebla, todos con signos de tortura y tiro de gracia.

Localización de tres cadáveres torturados en la ribera del Río Seco, en el municipio de Cuitláhuac, Veracruz.

Narcobloqueos y quema de vehículos pesados en Hualahuises, Nuevo León, en donde no se registraban narcobloqueos desde 2015.

Publicación de un reporte que informa que en los últimos meses han sido halladas 100 fosas clandestinas, con los restos de 139 personas, en el estado de Colima.

29 ejecuciones en Cancún, algunas de las cuales incluyeron desmembramientos y decapitaciones.

Ejecución de tres hombres y cuatro policías en Tierra Colorada, Guerrero.

265 homicidios en Guanajuato. 220 en el Estado de México. 141 en Jalisco. 129 en Nuevo León. 123 en Guerrero. 79 en Veracruz. 63 en la Ciudad de México. 41 en Tamaulipas.

En todas partes, cuerpos, cabezas, sangre en las calles, bolsas de basura con restos, autos con miembros y cadáveres humanos, fosas repletas de osamentas, enfrentamientos, jóvenes, niños y mujeres muriendo.

En todas partes, desapariciones, asesinato de policías, aparición de narcomantas, narcobloqueos, retenes del crimen organizado, toma de pueblos y extorsiones.

Todo esto ocurrió en México en solamente un mes, a un año del final del sexenio de Andrés Manuel López Obrador.

En solo un mes, a un año de que se vaya, las señales de su fracaso son abrumadoras y están costando vidas y sangre en todas las regiones, en todos los estados.

Nada indica que la situación vaya a cambiar a estas alturas del sexenio. Dado que la ruta marcada por el presidente seguirá siendo la misma, tendremos que resignarnos a vivir aún 12 meses iguales (si no es que peores) que el que acaba de terminar.

12 meses más de pesadilla

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