“Es más fácil engañar a la gente que convencerla de que ha sido engañada”. - Mark Twain

Veo al gobierno mucho más preocupado por mandar mensajes a su mercadillo interno que por construir una estrategia para enfrentar la negociación más difícil en la historia contemporánea con Donald Trump.

Como mexicano, reconozco que la respuesta de la presidenta Sheinbaum unifica. Sí, eso de que “a un arancel responderemos con otro arancel” enfervoriza a la plaza, despierta el patriotismo nacional y genera unidad. ¡Enhorabuena! Máxime después de la tibieza que López Obrador había mostrado en estos asuntos, donde más bien se achicaba y salía por la tangente.

Pero del patriotismo no vamos a comer. Nos guste o no, la dependencia económica con los Estados Unidos es brutal, prácticamente absoluta. A los güeros les vendemos más del 80% de nuestras exportaciones, lo que para ellos representa solo el 16% de sus importaciones.

Hace muchos años, Agustín Carstens decía en términos prístinamente neoliberales: “Si a Estados Unidos le da gripa, a México le da neumonía”, ilustrando así nuestra evidente asimetría.

Dejando el chauvinismo a un lado, tampoco se trata de hacernos menos, pero debemos entender que no somos “iguales” en términos estrictamente económicos. Sin lugar a dudas, los Estados Unidos se han beneficiado enormemente del tratado comercial, al igual que de las guerras, de las caídas y subidas de las bolsas de valores, de los países en quiebra, de la economía digital y de prácticamente cualquier cosa donde tengan algún gramo de influencia.

Meternos con Sansón a las patadas no es la respuesta. Una guerra comercial arancelaria con nuestro vecino sería, como dice Gabriela Siller, directora comercial de Banco Base, un tiro no en el pie, ¡sino en la cabeza!

Por otro lado, siendo totalmente francos con nosotros mismos, hay varios puntos donde estamos muy mal. Van más de 4 mil asesinatos durante la brevísima gestión de Sheinbaum, y la 4T suma más de 200 mil. La impunidad no se va a resolver con una reforma judicial que genera más desconfianza que certezas, y eso de hacerle favores y guiños a los enemigos de nuestros amigos, como en el caso de las dictaduras de Cuba, Nicaragua y Venezuela, nomás no ayuda a nuestra causa.

Solo en el tema de seguridad, por ejemplo, hay muchos mexicanos que estarían felices con una incursión estadounidense si eso garantizara la paz que buscan desde hace años.

Bien por la respuesta digna. Ojalá incluyera también un llamado a la unidad de todos los mexicanos, respetando a quienes no comulgan con el régimen y que han sido maltratados hasta el cansancio. Ojalá entiendan que la unidad no se decreta por mayoría avasalladora; la unidad se gana con altura de miras y política fina.

Mal, porque hasta el momento lo único que hemos ganado es el aplauso fácil, que el régimen ya tiene de cualquier manera. Porque eso buscaban, ¿no? ¿El aplauso de sus bases? No me digan que… ¿de verdad piensan que a Trump lo van a convencer con cartitas y mañaneras?

DE COLOFÓN: En menos de 24 horas se registraron miles de aspirantes para la elección judicial. Vienen las tómbolas, y el día de la elección el galimatías será brutal. En el colmo de colmos, hay un tema sobre la mesa: ¿qué pasará con los ciudadanos y funcionarios de casilla, que se supone deberán hacer un conteo de la complejísima elección?

Le adelanto: fuentes tanto del INE como del Poder Judicial hablan de una idea terrorífica. Los ciudadanos serán de ornato, quedando los pobres insaculados para entregar boletas y poner cara a los escasos votantes del 1 de junio. ¡No van a contar nada!

Al terminar la elección, simplemente tendrán que llevar las urnas a los centros de cómputo. O sea que, al final, “papi gobierno” contará los votos, como en 1988. ¿Qué podría salir mal?

@LuisCardenasMX

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