No todas las estrellas del entrenamiento son humanas. Algún perro, caballo, gato o delfín dominó las marquesinas y horarios estelares con sus aventuras y carisma, incluso con más éxito que algunos actores consagrados.

Hay montones de películas y series en las que los vemos actuar, incluso como protagonistas, pero hoy recordaremos aquellas producciones y animales que cautivaron a pulso y ladrido a las audiencias del siglo XX.

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Flipper, Mister Ed o Lassie, todos de diferentes especies e historias, pero con cualidades especiales que los hicieron leyendas. Ya fuera por su lealtad, carisma o asombrosas piruetas, los animales del entretenimiento fueron un recurso muy rentable en cine y televisión, aunque no siempre se respetó su integridad o seguridad durante las filmaciones.

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La cinta “Las aventuras de Milo y Otis” fue una película japonesa de 1986, sobre la travesía que enfrentan un gato y un perro. Se estima que se usaron 27 gatos para el papel protagónico, poniendo a varios en riesgo de muerte; a pesar de sus buenas críticas, colectivos animalistas denunciaron posible maltrato contra animales durante la producción. Foto: IMDb/ESPECIAL.

Rin Tin Tin, el pastor alemán “con alma”

Por los años 20, el cine recibió a una importante luminaria canina directo de las trincheras de la Primera Guerra Mundial. El pastor alemán llamado Rin Tin Tin, encontrado por el soldado estadounidense Lee Duncan durante el conflicto bélico, llegó a Hollywood por sus habilidades físicas y destacable inteligencia, ideal para convertirse en actor.

En la pantalla grande, Rin Tin Tin se mostró leal, ágil y protector con sus “humanos”, lo que cautivó a muchos espectadores alrededor del mundo. Su primer protagónico fue Where The North Begins, de 1923, producida por Warner Bros.

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En su edición del 8 de octubre de 1925, EL UNIVERSAL ILUSTRADO aseguró que la impulsividad y espontaneidad del perro al momento de saltar, ladrar o acompañar a sus coestrellas, “absorben por entero nuestra atención y reclaman nuestro respeto hacia este gran actor de cuatro patas que es, indiscutiblemente, el único intérprete dramático canino”.

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“Autógrafo” de Rin Tin Tin. Para cuando el pastor alemán estaba en la cima, hubo otro perro también famoso, “Pedro el Grande”, considerado “más inteligente y más extraordinario que Rin Tin Tin”; llegó a ganar mil dólares semanales. Foto: Wikimedia Commons.

Poco tiempo le tomó a Rin Tin Tin posicionarse como estrella y para 1926, ya recibía 500 dólares semanales por contrato. El animal apareció en casi 30 películas y se le apodó el “perro con alma”; fue tan solicitado que incluso tuvo su propio programa de radio, The Wonder Dog, donde él mismo hacía efectos de sonido como ladridos o gruñidos.

En sus últimos meses de vida, este afamado pastor alemán recibía 75 mil dólares por contrato y su valor alcanzó el millón hasta su muerte el 30 de agosto de 1932.

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“Where the North Begins”, primera cinta de Rin Tin Tin. Según IMDb, Lee Duncan jamás cometió algún maltrato contra el perro para tener listas sus actuaciones, “sólo paciencia, amor y entendimiento”. Rin Tin Tin se convirtió en semental, teniendo varios hijos que también se integraron a la industria del entretenimiento. Fuente: YouTube.

Lassie, una afamada estrella canina

Pero, a pesar de la fama e impecable carrera de Rin Tin Tin, otro perro se sostiene como máximo referente canino en cine y televisión. Lassie, una perra collie muy hábil y agraciada, surgió en los años 40 bajo el mismo arquetipo de lealtad y protección de su predecesor.

A diferencia de Rin Tin Tin que era un único perro, Lassie fue un personaje interpretado por varios canes, casi siempre machos. El primero en hacerlo fue Pal, en 1943, para la cinta La Cadena Invisible, junto a la actriz Elizabeth Taylor; su estreno en México ocurrió en junio de 1944 en el Teatro Metropólitan, con grandes resultados de taquilla y excelentes críticas.

En su edición del 11 de junio de 1944, EL UNIVERSAL elogió la cinta producida por la Metro Goldwyn Mayer, mostrando “el amor entre un perro y un niño llevado a la sublimidad del sacrificio, de esos sacrificios callados de los seres simples, los que verdaderamente sienten, los que sinceramente aman y se ofrendan íntegros en cuerpo y en corazón”.

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“Desde hoy en adelante, la afición cineasta cuenta con un nuevo ídolo de pelambre de oro y ojos de inteligencia. Lassie, el perro más extraordinario del mundo está arrancando lágrimas de emoción”, mencionó este diario hace 80 años.

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Anuncio para “El Valor de Lassie”, de 1948. De acuerdo con el cuidador de los collies más famosos del cine, Jack Weathermax, un perro actor ganaba 10 dólares diarios, uno de pura sangre obtenía 15, los adiestrados tenían 25, mientras las estrellas ganaban hasta 5 mil dólares por cinta; Lassie ganaba 30 mil por cada proyecto. Foto: Hemeroteca EL UNIVERSAL.

Al ser animales valiosos para la industria, de inmediato se les envió a perreras para engendrar varias camadas de perritos y se convirtieron en una nueva dinastía del entretenimiento. El hijo de Pal, Laddie, actuó desde 1945, continuando la saga sobre la querida collie, al igual que sus nietos, bisnietos y demás descendientes.

Varias cintas sobre Lassie se estrenaron durante los años 40, convirtiéndola en una estrella. Según informó el diario The Popular Standard, en su edición del 19 de diciembre de 1947, los turistas que caminaban por Hollywood ya no querían fotos con Clark Gable o Ingrid Bergman, sino un “apretón de pata” con alguno de los intérpretes peludos.

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Para 1954, inició la serie Lassie y Sus Amigos, que acumuló casi 600 episodios durante 20 años; en nuestro país se exhibió desde 1958, convirtiéndose en una de las más afamadas entre espectadores nacionales. Después de 80 años de conocerla por primera vez, hoy todavía se escucha el nombre de la bella collie para hablar de perros valerosos.

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Antes de la versión con Richard Gere, el entrañable perro Hachiko tuvo su primera experiencia en cine en 1987, con una producción japonesa. La cinta sobre el canino fue, durante muchos años, la tercera producción más taquillera de Japón. Foto: IMDb/ESPECIAL.

“Bim, Mi Mejor Amigo” mostró la realidad del maltrato animal

Pero no todo fue glamour y buena fortuna para los perros en el cine o la televisión. Proveniente de la Unión Soviética, la cinta Bim, Mi Mejor Amigo, de 1977, mostró los maltratos, obstáculos y tristezas de un can indeseado por la sociedad, justo cuando los proyectos occidentales evadían tales historias y mostraban lo mejor del contacto humano-canino.

Durante sus tres horas de duración conocemos a Bim –interpretado por el can Steve–, un perro de raza gordon setter que, por cuestiones genéticas, luce un extraño pelaje blanco, a diferencia del color negro que suelen tener estos animales.

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Aunque se trató de una historia ficcional, los rusos amaron a Bim. En 1998, honraron su legado con una escultura frente al Teatro de Marionetas Shut, en Voronezh. Fuente: YouTube.

Cuando su dueño cae enfermo, Bim queda a merced de muchos humanos desalmados o indiferentes a su bienestar, pasando algunas peripecias para volver a lado del único hombre que lo cuidó. La cinta no llegó a salas mexicanas, pero sí impactó a otros países, al grado de recibir una nominación como Mejor Película Extranjera para los Premios de la Academia.

Según informó el blog Russian Landmarks, el perro Steve murió poco después de filmar la cinta, debido a las severas condiciones del rodaje. Nunca alcanzó la gloria de Rin Tin Tin o alguno de los Lassie, pero dejó al mundo su excepcional actuación.

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La serie Daktari, de 1966 a 1969, mostró los asombrosos animales de África. Los más importantes eran Clarence, un león bizco y una chimpancé llamada Judy; su principal atractivo fueron los casos que el médico veterinario arreglaba cada semana. Foto Wikimedia Commons.

Los caballos también hicieron derroche de talento

Otros animales que engalanaron las pantallas grandes o chicas del siglo XX fueron los caballos. Fuertes, veloces e imponentes, los equinos eran acompañantes perfectos para los forajidos o justicieros del entretenimiento, pero también gozaron de su propio protagonismo.

Como primer ejemplo tenemos la cinta Fuego de Juventud, protagonizada por Elizabeth Taylor y Mickey Rooney, considerada “la mejor película de la MGM del momento”, según apuntó EL UNIVERSAL en enero de 1947, tras su estreno en nuestras salas.

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Fue un rotundo éxito, durando casi 20 meses en cartelera con su historia sobre una niña que entrena y hace campeón a su rebelde, pero leal caballo llamado Pie.

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Promoción para “Fuego de Juventud”, con Elizabeth Taylor. La actriz, quien para entonces tenía 12 años, pasó todos los días del rodaje cuidando al caballo. Al finalizar las filmaciones, los productores se lo regalaron; el animal falleció 11 años después. Foto: Wikimedia Commons

El actor equino que protagonizó la cinta era King Charles, a quien la misma Elizabeth Taylor descubrió en un club social. Fue gracias a la actriz que la MGM compró al animal por mínimos 800 dólares y se le escribió un guion para que ambos actuaran juntos.

El afecto y lealtad entre infantes y caballos para otras producciones, como la cinta El Corcel Negro de 1979, donde otro niño también deposita toda su fe en un intempestivo equino para ganar una carrera profesional. Estos animales impresionaron a los espectadores por sus habilidades en velocidad y fuerza, pero hubo otro que dejó callados a todos.

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Mister Ed, un impertinente y gracioso caballo que podía hablar, era el protagonista de la serie homónima que se produjo entre 1961 a 1966. El programa con 143 episodios se transmitió en México con gran éxito entre los años 60 a 90, además de tener fanáticos en otros 27 países.

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Antes de Mister Ed, ya había un caballo parlanchín. “Francis, la mula que habla”, fue una saga de películas de Universal-International sobre una mula con entrenamiento militar que ayudaba a resolver crímenes o misterios gracias a su capacidad de habla. Fue una gran inspiración para la serie de los años 60. Foto: Wikimedia Commons.

Por su concepto de comedia, Mister Ed tenía temáticas simples: dejar que el parlanchín animal hablara sólo con una persona y que aquel individuo pareciera desquiciado por conversar con un caballo. Fue una serie familiar, de lo más novedoso y cómico del momento.

Tal fantasía de ver a un caballo hablar se logró gracias a las habilidades actorales de Bamboo Harvester, el equino que interpretó a Mister Ed.

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El truco para hacer que Bamboo moviera la boca se logró con un hilo atorado entre sus dientes; pero gracias a su inteligencia, él mismo aprendió a mover la mandíbula cuando le tocaban una pezuña o cuando los actores humanos dejaban de hablar. Con el tiempo llegaron más animales platicadores al cine y televisión, pero pocos como aquel equino de los 60.

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De acuerdo con el sitio An Equestrian Life, los productores compraron Bamboo Harvester por mil 500 dólares, siendo un caballo de exhibición con habilidad para aprender trucos y de aspecto muy amigable, gracias a su color claro y mechones blancos. Fuente: YouTube.

Canguros y delfines, otros grandes actores

Si los perros o caballos parecen aburridos, el entretenimiento del siglo XX buscó alternativas más curiosas para aumentar la mina de oro que representaban los animales estrella.

Saltando desde Australia llegó Skippy, el canguro, serie entre 1968 a 1970 que retrató la típica historia de un niño que se hace amigo de un animal, con la peculiaridad de poner a un canguro como estrella. Llegó a nuestro país en marzo de 1971 y fue un rotundo éxito en otras 128 naciones con sus escasos 91 episodios.

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De acuerdo con el sitio IMDb, al menos tres canguros se encargaron de interpretar a Skippy, además de contar con otros animales actores que aderezaron los episodios, como aves emu, los caninos tipo dingo, koalas y otros exponentes de la biodiversidad australiana.

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Skippy mostró habilidades extraordinarias, al igual que otros animales estrella. Podía entender a los humanos, abrir puertas, recoger el correo y hasta operar el radio, aunque no llegó al fantástico caso de hablar como Mister Ed. Fuente: YouTube.

Según expuso el sitio Classic Australian TV, la serie enfrentó acusaciones de maltrato animal desde sus primeros días de grabación, aunque esto nunca se comprobó. Uno de los productores aseguró que “ese pequeño canguro recibe mejores tratos que los humanos en el cast”, como forma de desmentir algún abuso.

Caso contrario fue el programa Flipper, al que sí se le comprobaron anomalías en el manejo de sus animales actores; pese a todo, esta producción motivó la fascinación por los delfines. De acuerdo con el diario La Nación, el creador del personaje, Ricou Browning, se inspiró en Lassie para representar una amistad con un animal, pero optó por un delfín para ser más original.

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Flipper era entretenimiento familiar, un programa que niños y padres podían disfrutar juntos. Las historias de Flipper eran sobre personas que se aman y confían entre sí y quienes tienen un problema que sólo puede solucionarse con su delfín”, aseguró el principal entrenador de la serie, Richard O’Barry, en su libro Detrás de la sonrisa del Delfín.

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La primera cinta sobre el habilidoso animal se estrenó en 1963, bajo el nombre de El Niño y el Delfín para México, más tarde conocida como Mi Amigo Flipper. Para grabar todo el material de Flipper se requerían horas y horas de los delfines. Foto: Hemeroteca EL UNIVERSAL.

Como muchos otros contenidos, la historia mostró amistad y lealtad entre Flipper y un niño que lo adopta como mascota. Tuvo dos cintas y una serie de televisión entre 1964 a 1967.

Piruetas, saltos y demás trucos fueron el común atractivo en los episodios de Flipper, todos hechos por cuatro delfines adiestrados para cumplir con las exigencias del programa. Además de delfines, se entrenó a otros animales, como un tiburón tigre que casi muere de cansancio tras ser sometido por varias horas para captar la toma perfecta.

Los delfines que dieron vida a Flipper tuvieron problemas de estrés, pero hubo una que vivió las peores consecuencias del estrellato: Kathy, una hembra muy hábil, se enfrentó a difíciles acrobacias para el programa, como entrar a una caverna oscura o aventar pescados a un bote. Aunque suena sencillo, requirió de horas de entrenamiento y severo desgaste mental.

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Según el testimonio de Richard O’Barry, apenas meses después de la cancelación de la serie en 1967, la delfina presentó ampollas en todo el cuerpo y desnutrición. Un día sólo permaneció inmóvil, flotando en la superficie, hasta que falleció por un evidente cuadro de depresión.

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La cinta “Maya, la elefanta”, de 1966, inspiró una serie homónima de apenas 18 episodios. Contó la historia de dos jóvenes que buscan al padre de uno de ellos, con la ayuda de una elefanta; como se canceló antes de conocer el final, no se supo si cumplieron su cometido, pero al menos mostró una gran interacción con el animal. Fuente: YouTube.

Merecidos premios para magníficos actores

Desde 1980, la Asociación Humana Americana (AHA) certifica el bienestar de todos los animales involucrados en una producción cinematográfica o televisiva. Su leyenda “Ningún animal fue dañado para la realización de esta película” se sustenta en el cuidado y protección de aves, mamíferos, peces, reptiles e insectos, sin excepciones.

Sus especialistas supervisan a entrenadores de animales actores para evitar casos de maltrato o anomalías éticas, estipulando que ningún ser vivo puede ser “matado, herido, explotado o molestado” con fines artísticos. Hoy en día son más cuidadosas las filmaciones que involucran animales, pero durante el siglo XX se ignoró su bienestar con tal de tener una buena toma.

Para 1939, la AHA creó el PATSY Award –Picture Animal Top Star of the Year, por sus siglas en inglés–, un reconocimiento para los actores no humanos. Su fundación fue en honor a un caballo que murió mientras filmaba una escena, como una forma de concientizar a productores y entrenadores de proteger la vida de sus perros, equinos o cualquier animal.

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Entre los galardonados están algunos miembros de la familia Lassie y también de Rin Tin Tin, así como la chimpancé Chita que acompañó al , Bamboo de Mister Ed y todos los delfines de Flipper, entre muchos otros animales que nos regalaron horas de entretenimiento y fantasía.

En décadas recientes, vemos películas con grandes actores caninos y felinos que provocan sonrisas y asombro por su gracia e inteligencia. Hoy, los avances legislativos en contra del maltrato animal protegen aún más a estos artistas peludos, plumíferos, con pezuñas y hasta con caparazón, ¡demos un gran aplauso a todos!

Cinta “El gato que vino del espacio”, sobre un alienígena con forma de gato que aterriza de emergencia en la Tierra, capaz de comunicarse telepáticamente y levantar objetos. Las críticas no fueron tan favorables, pero siempre se le reconoció el mérito de manejar perfectamente las acciones y expresiones de los actores felinos. Foto: Hemeroteca EL UNIVERSAL.


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