Las urbes mexicanas del siglo XX se cubrieron con una “niebla humo” de grandes proporciones y peligrosos efectos. Desde los años 60, la crisis atmosférica por emisión de gases contaminantes fue un grave problema y los gobiernos se vieron obligados a actuar.
De acuerdo con Samuel Ramírez Aguilar y su investigación Daños de los CFC en la capa de Ozono, para 2023 “nueve de cada diez personas respiran aire contaminado”, atacados por el ozono troposférico, dióxido de azufre y dióxido de carbono; pero, durante los últimos años del siglo pasado, también hubo amenazas con el plomo presente en gasolinas.
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El mundo quedó en alerta tras ver a sus principales urbes saturadas por el smog y se emprendieron importantes acciones de alcance internacional. México encabezó sus propios programas ambientales con grandes aspiraciones, pero la mayoría fracasó.
Las primeras alertas por “niebla humo”
Durante la primera mitad del siglo XX, poco se sabía –y decía– del impacto ambiental que genera la industrialización y explosión demográfica. Los primeros indicios tomaron importancia en los años 40, cuando ciudades como Nueva York o París perdieron visibilidad de sus calles y cielos por una “niebla humo” densa y maloliente, llena de gases contaminantes.
En 1952, Londres reportó la muerte de 4 mil personas y 4 millones de enfermos a causa del smog. EL UNIVERSAL informó de esas crisis, junto con la confirmación que la “niebla humo” venía de fábricas, quemas a cielo abierto y automotores, aunque nada se hizo al respecto.
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Para el 29 de mayo de 1955, este diario afirmó que “la Tierra está calentándose”, con un aumento en la temperatura global de 2.2 grados centígrados desde 1900. Tal fenómeno alertó a especialistas geofísicos, quienes sospecharon de “un ligero cambio en la cantidad de dióxido de carbono en la atmósfera de la Tierra” como posible causa.
“El hombre, que quema 100 mil millones de toneladas de carbón y petróleo desde 1900, contribuye al cambio de temperatura”, afirmaron “los hombres de ciencia” hace siete décadas.
Desde los años 50, México se incluyó en la lista de países afectados por la “niebla humo”, sobre todo en sus principales metrópolis. En sus páginas del 5 de abril de 1959, EL UNIVERSAL publicó el terrible destino que le deparó a la Ciudad de México, que como París o Londres ya tenía su propia “niebla mortal” volando sobre sus calles.
En tiempos de Ernesto P. Uruchurtu, una capa de smog cubrió la capital. Según afirmó este diario, las autoridades sabían que era por combustión de petróleo y derivados, así como por “radioactividad atmosférica” que convirtió al aire en “un elemento irrespirable y nocivo”.
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Para el 6 de marzo de 1967, esta casa editorial alertó de los “caracteres alarmantes” que adquirió la contaminación atmosférica en gran parte de México, con regiones del Área Metropolitana, Jalisco y Nuevo León alcanzando preocupantes índices de bióxido de azufre.
López Portillo implementó el primer programa ambiental
México atravesó una severa crisis ambiental a partir de la segunda mitad del siglo. En entrevista con EL UNIVERSAL en 1996, el especialista Humberto Bravo aseguró que los gobiernos de Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría nada hicieron para solucionar la creciente problemática de contaminación, perdiendo tiempo valioso.
Fue hasta 1979 que surgió el primer proyecto para disminuir los gases contaminantes en la atmósfera, de la mano del entonces presidente, José López Portillo.
El Programa Coordinador para Mejorar la Calidad del Aire en el Valle de México 1979-1982 fue el primer plan mexicano en materia de contaminación y entró en vigor el 7 de diciembre de 1979, con miras a aplicarse a nivel nacional después de probarlo en el Área Metropolitana.
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Su ejecución requirió de cooperación multilateral entre el gobierno capitalino y mexiquense, y las Secretarías de Salud, Agricultura, Defensa, Educación Pública, Programación y Presupuesto, Trabajo, todo para actuar “simultáneamente sobre todas las fuentes de contaminación en toda la extensión geográfica del Valle de México”.
El Programa Coordinado contó con cuatro planes de acción muy ambiguos. Primero estuvo la atención a emergencias de la Secretaría de Salubridad y Asistencia, para “abatir los niveles peligrosos” de contaminación atmosférica con procesos “eficaces e inmediatos”.
El segundo punto fue prevención y control de contaminación proveniente de vehículos, con regulaciones contra emisión de gases dañinos, inspección y mantenimiento para particulares y transporte público, así como la introducción de gasolinas alternas para reducir el plomo y dióxidos de azufre o carbono en el ambiente.
Tercero, prevención y control de contaminación industrial, cambiando el combustóleo –un compuesto de petróleo, muy contaminante– por gas natural para procesos de producción, además de vigilancia y reubicación de empresas contaminantes que estuvieran en el DF.
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Último, prevención y control de contaminación por fuente natural, con la reforestación de zonas áridas para evitar la erosión de suelo y una mejor regulación a actividades mineras.
Con su programa ambiental, la administración de López Portillo buscó resultados a corto, mediano y largo plazo. En los primeros seis meses de aplicación, se pensó que la calidad del aire mejoraría y disminuirían los cambios meteorológicos provocados por contaminación.
En tres años de aplicación, acabaría con la mala calidad del aire y tras 15 años, la atmósfera tendría niveles mínimos y hasta nulos de contaminantes.
Según consideró José Luis Lezama en su texto, La construcción gubernamental de la contaminación ambiental, el Programa Coordinado “resultó un rotundo fracaso”, pues para los 80 aumentó la concentración de ozono y la persistente presencia de plomo en el ambiente.
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De nada sirvió el primer programa ambiental del país y la contaminación continuó su azote sobre las metrópolis mexicanas.
21 Acciones contra la Contaminación, plan de Miguel de la Madrid
La urgencia ambiental no desapareció tras el fracaso de López Portillo, así que la administración de Miguel de la Madrid implementó sus propias medidas con un plan llamado 21 Acciones Contra la Contaminación, aplicado desde el 14 de febrero de 1986.
Aunque la ejecución fue primero en el Área Metropolitana, la Subcomisión de Contaminación Atmosférica de la Comisión Nacional de Ecología corrió estudios en ciudades que también padecían de contaminación atmosférica, como Guadalajara y Monterrey.
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De acuerdo con Jordy Micheli, en su texto Política Ambiental en México y su Dimensión Regional, para 1986 se instalaron redes de monitoreo ambiental en Nuevo León y Jalisco, junto con campañas de saneamiento al norte del país.
Con el listado de 21 medidas para el Área Metropolitana se pactó la renovación y ampliación del transporte público, incorporación de casi 3 mil autobuses a la Ruta 100 y verificación de 300 mil autos particulares. También se planeó un mejor manejo de desechos sólidos y relocalización de 20 microindustrias contaminantes.
Otras acciones incluyeron la plantación de 36 millones de árboles, junto con la sustitución de combustóleo por gas natural en la termoeléctrica del Valle de México y en otros negocios, esperando la reducción de 114 toneladas anuales de dióxido de azufre en el ambiente.
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PEMEX se involucró en las 21 Acciones con la presentación de sus combustibles Nova Plus y Extra Plus, con menor cantidad de plomo y más aditivos para reducir el monóxido de carbono; también colaboró con el acondicionamiento de turbocargadores en vehículos particulares.
Como metas adicionales, la SEP incluyó temas de ecología para capacitar a profesores, junto con educación sobre cuidado ambiental para estudiantes; mientras, la Secretaría de Salud instruyó sobre efectos de la contaminación y colaboró con los monitoreos de calidad del aire.
Según informó la ahora extinta Secretaría de Desarrollo Urbano, para el 31 de octubre de 1986, se redujeron 114 toneladas diarias de dióxido de azufre, hubo cierre de 11 mil tiraderos clandestinos, plantación de 12 millones de árboles y renovación de 800 autobuses.
El plan de Miguel de la Madrid era muy detallado y con responsabilidades para todas las ramas gubernamentales, pero, para fines de 1986, las 21 acciones parecían otro fracaso en materia ambiental. Un total de 130 mil industrias emitieron grandes cantidades de contaminantes y se vio un aumento histórico de gases dañinos, con 6 mil 200 toneladas anuales.
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1986 cerró como un año sin precedentes en cuanto a inversión térmica –fenómeno que aumenta la temperatura atmosférica por efecto de gases contaminantes– y, según datos del Movimiento Ecologista Mexicano, un millón de niños sufrió envenenamiento por plomo, otros 250 mil tenían infecciones oculares y hasta 100 mil murieron a causa de los “polvos tóxicos”.
Billones en inversión y mejores resultados, PICCA de Salinas de Gortari
Con la llegada de Carlos Salinas de Gortari a la presidencia comenzó una nueva oportunidad para atacar la crisis ambiental. El 15 de octubre de 1990 se lanzó el Programa Integral Contra la Contaminación Atmosférica de la Ciudad de México (PICCA), pactado entre 1990 a 1995.
Similar a las 21 Acciones de la administración pasada, el nuevo plan tuvo la intervención de PEMEX, la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología, Hacienda, Programación y Presupuesto, Energía, Salud, además de los gobiernos del DF y Estado de México.
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Su planteamiento fue más realista que las propuestas anteriores, pues confirmó que el Área Metropolitana nunca retomaría su calidad de aire de comienzos de siglo y consideró algunos factores como causas de la contaminación que antes se ignoraban o desconocían.
PICCA tuvo varios puntos de ataque, con el mejoramiento de combustibles, reestructuración y ampliación del transporte urbano, modernización tecnológica en la producción industrial, instalación de sistemas de vigilancia, protección de áreas ecológicas y reforestación.
Según reportó este diario, en octubre de 1990, el programa salinista tendría una inversión de 2 mil 500 millones de dólares –entonces 7 billones de pesos– para su ejecución a 10 años.
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PEMEX implementó acciones muy importantes gracias a PICCA, como el cierre de la refinería 18 de Marzo para detener sus emisiones contaminantes, la oxigenación de sus gasolinas y eliminación del plomo en sus fórmulas.
El gobierno barajeó la posibilidad de cambiar el calendario escolar de invierno en varias partes del país o hasta la suspensión de actividades si los índices de contaminación eran muy altos. Fue en ese momento que se introdujo el Plan de Contingencias Ambientales ahora conocido.
La alerta por contingencia propuesta en 1990 se dividió en tres fases. El primer nivel del Índice Metropolitano de la Calidad del Aire (IMECA) abarcó entre los 200 y 350 puntos de ozono y dictaminó la suspensión de actividades al aire libre, restricción del 50% para vehículos, además del paro de servicios en baños públicos, tintorerías y negocios que usaran solventes.
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Para el nivel dos, entre 350 a 450 puntos IMECA, se agregó la restricción de 75% de actividades en industrias, además de suspender labores en escuelas, oficinas públicas y centros de entretenimiento. La tercera fase, arriba de 450, sería como “día de asueto general en la ZMCM”.
El PICCA tuvo como gran aliado al programa más famoso contra el impacto vehicular, el ya conocido y a veces repudiado Hoy no circula, vigente desde 1989.
Según recupero José Luis Ledezma en su investigación sobre acciones gubernamentales, el plan ambiental de Salinas de Gortari fue el “primer esfuerzo sistemático para enfrentar el problema de la contaminación atmosférica”, gracias a sus conocimientos e investigaciones más avanzadas sobre la calidad del aire.
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Pero, según reportó EL UNIVERSAL el 14 de marzo de 1993, PICCA apenas redujo en un 20% las partículas contaminantes suspendidas sobre el Valle de México tras casi tres años de ejecución, pasando de 5 millones de toneladas que se registraron en 1988 a sólo 4 millones.
Para 1996 y bajo la administración de Ernesto Zedillo, se publicó el Informe para Mejorar la Calidad de Aire en el Valle de México, donde se expusieron los mínimos resultados de reducción de dióxido de azufre, monóxido de carbono y ozono. Eso sí, el logro más importante de la década estuvo en la eliminación del 98% de plomo en el ambiente.
Pasaron varios años para que la contaminación atmosférica fuera un tema de importancia nacional. En noviembre de 1996, colectivos ecologistas dijeron a este diario que, “desde la administración del expresidente López Portillo, el combate a la contaminación en México ha sido heredado sexenio tras sexenio, sin que hasta la fecha se tenga una solución al respecto”.
A pesar de los resultados del PICCA y estando tan cerca del nuevo milenio, expertos y activistas sostuvieron que los tres programas de gran envergadura terminaron en rotundo fracaso, lo que sólo “reflejó la carencia de una estrategia ambiental” que México sufrió durante el siglo XX.
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- Fuentes:
- Hemeroteca EL UNIVERSAL
- Acuerdo por el que se aprueba el Programa Coordinado para mejorar la calidad del aire en el Valle de México, Comisión Intersecretarial de Saneamiento Ambiental; México; DOF: 07de diciembre 1979
- Benton, G. (1970). Carbon Dioxide and its role in climate change. En Proceedings of the National Academy of Sciences.
- Cambio Climático, las evaluaciones del IPCC 1990 y 1992 - OMM/PNUMA
- Gwynne, P. (28 de abril 1975). The Cooling World. En Newsweek.
- Lezama, J. (1997). La construcción gubernamental de la contaminación ambiental: la política del aire para la ciudad de México, 1979-1996. En Economía, Sociedad y Territorio.
- López Portillo, M. (1982). La contaminación del aire. En Salud Pública de México.
- Micheli, J. (2002). Política ambiental en México y su dimensión regional. En Región y Sociedad.
- Programa integral contra la contaminación atmosférica - Gobierno de México
- Programa para Mejorar la Calidad del Aire - Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible, Estado de México
- Programa para mejorar la calidad del aire de la Zona Metropolitana del Valle de México 2011 - 2020 – SEMARNAT
- Ramírez, S. (2023). Daño de los Clorofluorocarburos en la capa de ozono, acciones generadas por tratados internacionales y resultados en México. México: UNAM
- Voyles, D. (24 julio 2023). Climate change warning signs started in the 1800s. En USA Today.