En la historia de Estados Unidos (EU), el virtual intento de asesinato del expresidente Donald Trump este sábado 13 de julio, en Pensilvania, tiene como precedente el atentado contra Ronald Reagan, aunque éste aún se encontraba en el cargo aquel 30 de marzo de 1981.
Ronald W. Reagan (1911-2004) había cosechado éxitos como actor de Hollywood antes de ser gobernador de California en 1967. Luego de una pausa de casi diez años, ganó las elecciones por la presidencia de su país en dos mandatos consecutivos, que ejerció de 1981 a 1989.
Atentado a dos meses de llegar a la Casa Blanca
En su primer año como jefe de Estado, la vida de Reagan corrió peligro por un disparo de bala en el lado izquierdo del pecho. Los hechos tuvieron lugar a dos meses de recibir la investidura, mientras salía de una conferencia con líderes obreros en el Washington Hilton Hotel, en la capital de EU.
Al igual que en el reciente ataque contra el hoy candidato republicano Donald Trump, el atentado contra Reagan ocurrió a la luz del día y frente a los medios de comunicación: al menos tres cadenas nacionales de televisión grababan el momento.
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El disparo contra el presidente Reagan dejó una bala en su pecho, pero él permanecería consciente, al grado de ingresar por su propio pie al hospital de la Universidad George Washington.
El agresor pronto fue identificado como John Hinckley Jr., un joven de 22 años cuyo violento ataque hirió, además del mandatario, al secretario de prensa de la Casa Blanca, James Brady; a un agente del Servicio Secreto; y a un policía de Washington.
“Tardaron dos horas en extraerle la bala” fue uno de los encabezados en la primera plana de El Gran Diario de México, al día siguiente. Otra coincidencia con el atentado contra Donald Trump es que la opinión popular califica de “milagro” el resultado favorable del incidente.
En el caso de Reagan, el impacto no causó una hemorragia severa en su tórax y la cirugía extrajo con éxito el proyectil de su tejido pulmonar. Los médicos informaron que un día después, tras recuperarse de la anestesia, se encontraría en buenas condiciones.
La misma nota resaltó que la estrella de cintas como Knute Rockne, All American (1940) y Kings Row (1942), mantuvo un ánimo bromista antes y después de la cirugía.
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No es un secreto que, hasta la fecha, la rivalidad política entre republicanos y demócratas permea la vida diaria en EU, y una similitud entre Reagan y Trump es su afiliación al Partido Republicano.
En ese contexto, se reportó que al llegar al quirófano, Reagan dijo en broma a sus médicos “Espero que todos sean republicanos”.
Horas después, ya lo esperaba la primera dama, Nancy Reagan. Cuando se reunieron, el presidente Reagan le dijo a su esposa, también en tono bromista “Querida, olvidé agacharme”.
El criminal, acosador de Jodie Foster, hoy en libertad
La identidad y motivos del perpetrador resultaron en un escándalo que repercutió en la prensa de la época. Existía cercanía entre su padre, el presidente de la petrolera Vanderbilt Energy, John Hinckley Sr. y el también recién electo vicepresidente George H.W. Bush.
Más adelante se reveló que Hinckley Jr. reconocía que su intención era impresionar a la actriz Jodie Foster, famosa desde 1976 cuando la nominaron al premio Oscar con sólo 12 años, por su papel de la joven Iris en Taxi Driver de Martin Scorsese.
El parte médico explicó que era un caso de erotomanía: un trastorno delirante en que el paciente se muestra convencido de que existe un vínculo romántico con otra persona que, en realidad, no le corresponde.
La película de Scorsese era la única forma de entender el móvil del crimen, pues en la cinta el personaje de Foster fue Iris, una menor de edad forzada al trabajo sexual por un proxeneta local, a quien el protagonista Travis Bickle (Robert De Niro) intenta alejar de la prostitución para que vuelva a casa de sus padres.
La obsesión del eventual agresor comenzó en la época del estreno de la película y escaló cuando se enteró que la actriz ingresó a la Universidad de Yale. Se mudó a las inmediaciones de Yale para intentar acercarse a ella tan pronto le fue posible.
Hinckley Jr. inició el acoso por identificarse con Travis, y al ser rechazado en numerosas ocasiones, decidió comportarse como el personaje. En la cinta, Travis se propone asesinar al ficticio candidato a senador Charles Palantine, justo antes de ir a “rescatar” a Iris en un acto en que arrebata las vidas de tres hombres.
Según una nota de 1982 del New York Times, Hinckley Jr. se mantuvo firme en que sus acciones eran una “demostración de amor”. Esto repercutió en su juicio, que lo declaró inocente a causa de sus padecimientos mentales, y lo recluyó en una institución psiquiátrica, para descontento del pueblo estadounidense.
En 2016 se le permitió a Hinckley Jr. continuar recluido en su hogar, bajo estrictas medidas de vigilancia y condicionado al seguimiento psiquiátrico en Washington. En 2022, el magistrado Paul Friedman le otorgó su libertad en una corte federal del Distrito de Columbia, confiando en que es “la persona más vigilada del sistema de salud mental”.
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El atentado que sí acabó en tragedia
Un caso que sí acabó en luto fue el magnicidio de John F. Kennedy, el 22 de noviembre de 1963 en Dallas, Texas. El mandatario viajaba en un auto descapotado con su esposa, Jacqueline, como parte de una caravana por la Plaza Dealy cuando recibió dos disparos.
Además de la natural inquietud del público y la crisis política, este asesinato impactó en la historia estadounidense por las dificultades que se presentaron en la investigación.
John F. Kennedy y su esposa, Jacky" Kennedy en el asiento trasero de la limousina presidencial. Frente a ellos iban el gobernador texano John Conally y su esposa, y al volante dos agentes. Wikimedia Commons.
El principal sospechoso era el ex infante de marina Lee Harvey Oswald, quien declaró ser un señuelo. No fue posible enjuiciarlo porque dos días después murió a manos de Jack Ruby, una prominente figura del hampa estadounidense.
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Según lo marca la ley norteamericana, el sucesor de Kennedy fue el entonces vicepresidente Lyndon Johnson, quien asumió el cargo a bordo del avión presidencial, conocido popularmente como “Air Force One”.
El presidente Johnson nombró una comisión a cargo del juez Earl Warren, la “Comisión Warren” para investigar el asesinato. La conclusión oficial señaló como culpable a Lee Harvey Oswald, pero hasta la fecha es una versión muy debatida, por igual entre expertos como en el público.